jueves, 12 de septiembre de 2024

MI SOBRINO CRISTIAN

 Cristian era el hijo de una de mis primas, una mujer aprovechada que ocupaba su tiempo para vaciarle los bolsillos a su nuevo esposo. Como era de su única familia y mi casa estaba a la orilla del mar Cristian pasaba mucho tiempo conmigo. Casi siempre escapando de su madre.

Por su parte Carolina su mamá estaba feliz de relegar las responsabilidades de su hijo, dándole espacio de comenzar una nueva familia con su nueva adquisición.

Cristian estaba muy triste cuando finalmente su madre anuncio que estaba embarazada y no solo eso, la súper fértil mujer se las había arreglado en acomodar dos niños en su vientre, sellando en doble manera el cruel destino de su esposo.

Pobre diablo!!!

Por su lado el muchacho de 13 años estaba muy preocupado.

Los tiempos cambiaron tan rápido, que no hubo tiempo para tomar precauciones. Con el mundo volviéndose cada vez más viejo y jóvenes apenas resistiendo con uno o dos niños, las políticas reproductivas debían ser modificadas, después de muchas maniobras infructuosas, la solución se llegó con la legalización de la esclavitud.

Con los altos precios que alcanzaban los esclavos, se desarrollo un frenesí de reproducción, las fábricas tenían trabajadores y el campo en general resurgió con la nueva mano de obra, el dinero comenzó a fluir, incluso entre las clases más pobres, que en ese momento había alcanzado el 99% de la población.

La fertilidad tumbo al petróleo y al café como producto más deseado.

Como sea Cristian estaba muy preocupado, había escuchado a su madre mencionar la palabra esclavitud en varias ocasiones. Gestando a su nueva familia el niño se sentía en peligro de ser vendido.

Sin el favor del nuevo esposo de su madre, temía por el muchacho, si era vendido jamás lo volvería a ver. La solución era sencilla y a la vez complicada.

el niño debe emanciparse y ofrecerse voluntariamente para ser tu esclavo

Por extraño que parezca había niños incluso de familias adineradas que se entregaban a la esclavitud, simplemente porque les atraía, querían ser manejados, castigados y abusados sexualmente, algo que jamás tendrían en sus casas.

Así pues el juicio inicio mucho antes de que Carolina fuera enterada, fue llamada a la corte cuando la decisión final sería tomada. Ella expuso su caso como un engaño, era un robo. Ella si tenía planes de venderlo, el niño era un producto que yo le estaba arrebatando.

Honestamente habría pagado el doble porque ella no recibiera nada, pero con el espectáculo que monto en la corte, no se había ganado simpatía y el juez fallo a mi favor.

Carolina vio con odio como un guardia entrego los grilletes, pesados aros de metal que era el símbolo de la esclavitud, uno alrededor del cuello, en cada muñeca y cada tobillo.

el esclavo se removerá cada una de sus prendas y las entregara al último dueño

Lentamente y con lágrimas en los ojos el niño de trece años comenzó a desnudarse. Era un paso necesario y tradición que los nuevos esclavos fueran humillados en público, haciéndolos desnudarse y caminar con sus nuevos grilletes frente a la corte.

Me acerque a su oído.

era la mejor opción
últimamente había estado pensando en comprar un esclavo, los esclavos que saben leer y escribir son poco comunes, pero los que tienen un cuerpo como el de Cristian son realmente costosos, comprados generalmente como esclavos sexuales. Miles sino millones de veces me imagine follando el culito de Cristian, pero me convencí de que sería imposible.

Ahora no solo era imposible, era inevitable.

Finalmente desnudo Cristian puso sus manos cubriendo su pene, el mayor defecto para un niño libre, pero una costosa rareza para un esclavo.
quita más manos, jamás se volverás a cubrir en público si sabes lo que te conviene

Le dije lo suficientemente fuerte para que todos me escucharan.

Cristian sonrojado hasta las orejas retiro sus manos permitiéndonos a todos mirarle la entrepierna. Era diminuto, un pene pequeño al tamaño de un niño de 4 o 5 años. Unos pequeños testículos que apenas parecían visibles por debajo.

Había que pagar años de tratamiento para que un esclavo alcanzara hipogonadismo, en Cristian era solo su naturaleza.

Carolina vio escapar de sus manos varios miles más, el niño habría sido comprado por exorbitantes sumas, para ponerlo a trabajar en cuatro patas en un burdel para gente capitalista.

Con el pecho en alto y casi cegándome de alegría le puse la cadena en el aro de su cuello y lo marche fuera de la corte. No sin antes atender los requerimientos de la corte y entregar la ropa de Cristian a su madre. Ella me miro con odio y yo le regale una sonrisa. Llena de odio nos vio caminar a la salida los glúteos de Cristian se movían uno por encima del otro a cada paso, escondiendo entre ellos el premio final, todo mío...

Cristian debía pasar por varios procesos antes de ser un esclavo, primero un código debía ser tatuado. El lugar era mi decisión así que preferí que fuera en su en la parte frontal de su muslo derecho.

Varios de mis amigos se habían puesto este tipo de tatuajes antes y sabía lo mucho que le iba a doler. Y así fue, Cristian trato de resistir todo lo que pudo pero finalmente se puso a llorar.

Mientras el niño era tatuado un hombre extraño entro a la habitación. Si bien no estaba prohibida la entrada su presencia era inesperada.

veo que mi nuevo esclavo capturo su atención.
es para lo que vengo señor, soy asistente del juez, me preguntaba si es posible rentar el muchacho por unos minutos.

supongo que sí, para qué es que lo quiere.

El hombre se acercó a mí y me dijo que quería que el muchacho se la chupara.

Estaba tan agradecido con ese hombre, que claro que acepte y minutos después Cristian y yo estábamos en la oficina privada del juez, quien parecía muy interesado en empezar. Su secretario y yo salimos de la oficina por unos minutos.

Dentro se podía escuchar algunas instrucciones, el juez tuvo que abofetear el rostro de Cristian en varias ocasiones, hasta que finalmente agarro un paso. 7 minutos después todo había terminado.

Entramos a la oficina después de ser llamados.
¿cuánto es lo que le debo?—
no me debe nada señor, el niño es suyo cuando lo necesite.

Cristian me miro con odio por un momento antes de salir de ahí.
—¿cómo dejaste que me hiciera eso? –me dijo con lágrimas en los ojos.
Cristian ese hombre te salvo la existencia, era lo mínimo que merecía.

fue horrible, no quiero hacerlo más
te vas a acostumbrar con el tiempo

El automóvil fue otro problema, el niño no quería salir a la calle desnudo, pero ya no tenía mucha opción.

estarás desnudo en público por el resto de tu vida, será mejor que te acostumbres

Tome a Cristian del brazo y lo lleve hasta el automóvil, varias personas voltearon a verlo, pero en general al gante estaba acostumbrada a ver esclavos caminando desnudos por la calle.

Al llegar al coche Cristian abrió la puerta del copiloto.
ya no más, ahora viajas en la parte trasera
debes de estar bromeando

no lo hago, quiero que uses un trapo y lo pongas donde te vas a sentar, no viajas más en la parte de adelante.

Claramente molesto Cristian viajo todo el camino en silencio, hasta llegar a la casa donde sin más entro y tomo camino a la que había sido su habitación.

—¿a dónde vas?
 a ponerme algo de ropa

por supuesto que no
pero estamos solos, no me vas a dejar así todo el día.

Cristian eres un esclavo y como esclavo no posees nada, toda tu ropa, tus cosas, juguetes y aparatos sin míos ahora. Tú mismo firmaste el acuerdo, debiste tomarte el tiempo de leerlo.

—¿y ahora qué hago?

para empezar, quiero que cierres la puerta de tu cuarto y me des la llave, luego quiero que comiences por barrer el patio, algo que debiste hacer antes de que fueras un esclavo.

Tenía muchas cosas planeadas para Cristian, pero por ahora debíamos ir desde el inicio. Tuve que pedir algunas cosas al número de 24hr de la estación de esclavos local, fue una gran suma, pero sabía que me lo iba a cobrar con creces con el culito de Cristian.

1 hora después mi pedido estaba llamando a la puerta.

Cristian abre la puerta y ayúdalos a meter su carga.

Vociferando en voz baja todo el camino Cristian abrió la puerta, para que media docena de jóvenes entrara con las manos llenas. Hasta ese momento Cristian tenía la seguridad de que todo esto era un juego, pero la idea lo abandono cuando vio su jaula, una pieza de barrotes metálicos de un metro cuadrado seguido por cajas y cajas de misceláneos.

Firme la entrega y les ofrecí algo de tomar, solo uno de ellos era un hombre libre, los demás había firmado un contrato de vida, que los hacia virtualmente esclavos por un número determinado de años.

Cristian trae una lata de cerveza, para el joven, los demás tomaran agua.

Muy intranquilo el tembloroso muchacho sirvió las bebidas, mientras el joven libre y yo hablábamos. Él me ayudo a encontrar entre el cargamento una caja especial.

Dentro estaba el primero de 2 aparatos de castidad que Cristian usaría en un principio y como castigo.

es fácil de poner, le muestro.

El joven tomo a Cristian de la mano y lo jalo hasta estar frente a él. Ahí comenzó a desenvolver el paquete y dos piezas una metálica y otra de plástico, además de una ampolleta de lo que resulto ser lubricante-desinfectante.

Sin decir más se abrió el lubricante y lo esparció con su dura mano en el pene y testículos de Cristian, el tonto niño quiso quitarse, pero él hombre lo regreso a su lugar y lo abofeteo con demasiada fuerza para mi gusto. Estoy seguro de que el niño vio estrellas por un momento antes de que un arillo metálico le rodeara desde la base de los testículos hasta el pene, luego puso la parte plástica (transparente, en forma de un plato de postre) y lo engancho al arillo, que luego fue cerrado con un particular click

El arillo tenía una pequeña llave que lo cerraba, aprisionando el pequeño aparato reproductor de Cristian.

El niño trato de forcejear con el aparato, antes de que el hombre le plantara la mano en un muslo, Cristian chillo como una niña y se tiro al suelo.

está asegurado, él ya no tendrá acceso a su pene, no podrá jugar con él, puede orinar y le recomiendo que lo quite cada dos semanas o cada mes para hacer una limpieza. Pero es su decisión, hay quien los deja encerrados de por vida.

no será necesario, solo por unos meses hasta que concluya su tratamiento de castración química.

eso le quería comentar, el niño es perfecto para la castración, tiene un pene diminuto y con los químicos lo reducirá de tamaño aún más, no importa cuánto trate no podrá satisfacerse por el frente.

te refieres a su próstata.

así es, me temo que los laboratorios no han logrado detener el desarrollo de la próstata con el tratamiento de castración, se dice que nada tiene que ver con la medicación, es solo el cuerpo tratando de contrarrestar el tratamiento. Como sea la próstata puede ser retirada.

para que alguien pensaría retirar la próstata, me parece absurdo.

eso será por ahora, cuando inicie su tratamiento y sin tener acceso a su cuerpo, lo va a tener tratando de meterse plumones, el palo de la escoba, incluso sus propios dedos. Los esclavos jóvenes son como perras en celo, debe de tenerlos ocupados y disciplinados para que no manchen la alfombra.

lo tomare en cuenta, gracias por tus consejos.

Los hombres regresaron a sus asuntos, mientras yo me divertía con Cristian explorando su nuevo cinturón de castidad.

—¿soy un esclavo de verdad?

claro que lo eres.

yo pensé... yo pensé que me querías.

te quiero más que a cualquier otra cosa, no sabes las muchas veces que me quede jadeando por tu cuerpo, no sabes cómo te agradezco habérmelo ofrecido. Eres mi tesoro y que no se te olvide.

Cristian se puso a llorar, siempre sería un momento difícil para cualquiera pasar de la libertad a la esclavitud, pero era un trago amargo que debía dejar de lado. El niño necesitaba un tiempo solo y francamente su llanto me tenía fastidiado.

Lo lleve a mi habitación donde fue montada su jaula al pie de mi cama y lo metí al interior. Con un solo panel acolchado para acostarse y con poco espacio, no lo suficiente para estirarse. Se puso en posición fetal y siguió llorando.

Le puse a la jaula una manta encima y me fui a seguir con mi día, que hasta ahora había sido un sueño hecho realidad. El único detalle es que a las pocas horas me estaban ardiendo las bolas, mis fantasías se habían abultado y con más de una semana de no haber tenido relaciones, me decidí por hacer que Cristian me hiciera un trabajo oral.

El niño ya no estaba llorando, se había quedado dormido pasando la primera hora.

sal de ahí– le ordene al abrir la jaula.

Cristian salió en cuatro patas, estuve a punto de tomarlo ahí mismo, follarle hasta el cansancio, pero quería conservar a Cristian en su mejor estado y sabia por libros y panfletos que los niños de su edad debían ser estirados de poco a poco, de lo contrario podían quedar arruinados si se agrietaba la piel y cedían los músculos de su ano.

Con una fuerza sobre humana me contuve, me baje los pantalones y ropa interior y me tire sobre la cama.

usa tu boca.

Cristian me miro desde el suelo aun en cuatro patas y lentamente fue hasta donde yo estaba, puso sus rodillas a cada lado de mis piernas y bajo lentamente la cabeza hasta mi ingle.

tómala con la boca y usa tu lengua.

El niño aún era nuevo en esto de los trabajos orales y le costó trabajo lidiar con el asco, los nuevos olores y sabores. Además de los involuntarios movimientos de su garganta.

si vuelvo a sentir tus dientes los voy a hacer retirar uno por uno, ya te ganaste 10 nalgadas esta noche, ahora son 20.

La presión estaba fuera de control, un poco avergonzado de mí mismo, termine en cuestión de 6 minutos.

trágalo todo, si cae en el cobertor vas a tener que limpiarlo con la lengua.

Cristian estaba fuera de su elemento, sin poder poner su cabeza en orden, el niño se quedó congelado mientras una gota de esperma bajaba por un lado de su boca.

ve a limpiarte, te quiero impecable en todo momento, quieres ser un buen esclavo no es así. Que nunca te atrape sucio o esto lo va a pagar– le dije tomándole un glúteo con fuerza.

Al poco tiempo escuche la regadera, Cristian siempre fue un niño muy limpio, se bañaba dos hasta tres veces al día dependiendo de sus actividades, sabía que no tenía que preocuparme por la limpieza, aun así debíamos hacer algunos cambios.

Mientras el niño se bañaba fui a buscar una herramienta, sabía que estaba por algún lado pero si me tarde un poco en encontrarla, cuando regrese al baño quise entrar a ver a mi nuevo esclavo, para mis sorpresa la puerta estaba cerrada.

El cerrojo de seguridad jamás había sido usado, antes porque respetaba su privacidad, ahora no tenía derecho a ella. Con una moneda abrí el cerrojo y me metí al baño.

Cristian estaba en la tina con las rodillas al pecho y estaba llorando.

—levántate de ahí—

El niño se levantó y se limpió las lágrimas con el antebrazo.

luego la atención quedo centrada en el instrumento en mi mano, una bomba de agua, muy sencilla aparentemente, la diferencia es el cuerpo estriado, muy similar a un pene masculino, pero de plástico firme, cuya función era tomar agua y empujarla dentro de las entrañas de un esclavo para limpiarse perfectamente, previo a una penetración.

No pensaba penetrar a Cristian, no hasta su cumpleaños que era en dos días, seria difícil, pero me iba a esforzar para lograrlo. Como sea, tarde unos minutos para enseñarle a Cristian como limpiarse con la bomba de enema. Él se quedó quieto en pánico por un momento, pero no había tiempo que perder.

date la vuelta, inclínate y tomate de los robillos.

Primero puse la punta de la bomba en agua con jabón, luego le puse con el dedo el lubricante-desinfectante por encima y por dentro de su ano, era todo un espectáculo, muy pequeño, rosado, los delicados músculos apretaron tanto como pudieron para mantener mi dedo por fuera, pero resulto imposible, lubrique las paredes interiores de su recto para luego empujar la punta de la bomba.

La bomba era bastante más grande que mi dedo, así que fui empujándolo muy lentamente, no se trataba de su comodidad, en realidad quería mantenerlo intacto, virgen... por así decirlo.

Finalmente el pequeño orificio comenzó a ceder un centímetro a la vez, no sé exactamente cuánto nos tomó, pero fue mucho tiempo antes de que el pene plástico estuviera dentro de su cuerpo, luego empuje el embolo liberando casi medio litro de agua en su interior.

duele... duele por favor sácalo. Por favor.

eso lo vas a hacer tu solo todos los días, aguanta.

Cristian siguió estremeciéndose y moviendo su trasero, hasta que una fuerte nalgada lo puso en su lugar, el resto del tiempo solo lloro y gimió, hasta que el agua se terminó. El niño se abalanzo al baño apenas saque la punta de la bomba.

no lo sueltes aun, déjalo unos minutos...

pero– fue lo único que se atrevió a decir cuando alce la mano.

Mientras llenaba la bomba con otra ración de agua, deje esperando a Cristian 5, 6 minutos tal vez hasta que le di permiso de soltar su contenido.

jala la cadena y vuelve a tu posición.

Y lo hizo, sin hacer más problemas metí la punta una vez más y vacíe su contenido.

Esta vez Cristian tuvo que esperar 10 minutos. Pero finalmente pudo soltar toda el agua... un rápido vistazo al escusado y me percate que apenas había rastros, el niño estaba limpio por dentro, aun así quise hacerlo una tercera vez.

Cristian gimió en desacuerdo, pero de la misma manera la bomba fue insertada dentro de su cuerpo.

La tercera y última vez el agua salió como entro, perfectamente limpia.

—¿tienes alguna pregunta?- el niño movió la cabeza de lado a lado.

—¿crees poder hacerlo tú solo la siguiente ocasión?- el niño movió la cabeza arriba abajo.

si alguna vez me encuentro sucio te voy a moler a palos, ¿estas consiente de eso?

si– me contesto... desafiante para mi deleite, lo cual le gano una bofetada.

El resto del día lo ocupe para montar diferentes escenarios en la casa, uno de ellos el más importante era un cepo, dos vigas de madera de un metro, con una bisagra y tres orificios, diseñados para mantener sujeta las muñecas y el cuello de un esclavo joven. Las pesadas tablas estaban reforzadas con placas de metal por los lados, haciéndola muy dura y muy pesada.

Cuando le ordene a Cristian que la desempacara, tardo en encontrar la manera de levantarla, entre los dos la fijamos a una viga de madera en el techo de la sala, donde podía ser vista desde la cocina, comedor y por supuesto, por las ventanas que daban al jardín.

mete las manos y la cabeza, vas a quedarte asegurado hasta la noche—

Cristian no opuso resistencia, se paró al centro y dejo que le cerrara el cepo en el cuello, inmóvil de manos y cabeza, el niño se quedó parado al centro dela habitación. Yo me fui a alistar mi cena, distraído por el constante sonido de las cadenas.

No era así el plan, pero resulto que las cadenas habían quedado largas, por lo que Cristian debía sostener el cepo con su cuerpo o ceder con sus piernas y que el cepo lo sostuviera por el cuello, cualquiera de las dos opciones era terrible.

Con más de 20 kilos extras, Cristian estaba pasando un muy mal rato.

Quince minutos más tarde.

Tony por favor sácame de aquí, por favor.

Ya me tenía cansado el sonido de las cadenas y ahora las suplicas, fue suficiente.

Fui hasta una de las cajas de suministros y saque dos cosas un plug de goma negro, un poco pequeño pero estaba bien para comenzar y una mordaza de bola.

ya agregaste 10 con el cinturón a tu castigo de esta noche y 10 más al de la mañana, sigue así y no te va a quedar piel en el trasero para pagar tus castigos.

Le dije antes de ponerle la mordaza en la boca y sujetarla por detrás de su cabeza. Luego fui detrás de él y con una rodilla en el suelo, comencé a empujar el plug en su interior.

Un poco distendido por los enemas y aun lubricado solo me tomo 3 minutos meter el consolador en su cuerpo.

si lo dejas caer te voy a amarrar al poste de la calle para que toda la colonia te viole, además no quiero escuchar las cadenas por la próxima hora.

Deje al niño mientras tomaba mi cena, de alguna manera vino, queso y algunas uvas, fue mil veces mejor con mi mayor premio de pie desnudo a mitad de mi sala.

Una cosa quiero que se entienda, yo amaba a ese niño, pero mi amor no era ciego, suave y color de rosa, mi amor era duro y disciplinado, yo quería someterlo, quería tenerlo a mis pies y quería follarle el culo tantas veces que me rogara que lo follara tantas veces más.

Terminada la hora fui hasta donde Cristian y lo libere del cepo.

El niño se tiro al suelo y se sobo las partes que tenían contacto con la madera, luego de un tiempo se levantó y sin que instrucción alguna puso sus manos detrás de su espalda y con la vista en el suelo. Claramente una maniobra pensada para reducir su castigo, pero no tenía posibilidades.

ve a mi habitación y prepárate para tu castigo.

Él solo asintió y se fue.

Minutos después cuando entre a la habitación Cristian había puesto una toalla sobre su jaula y se había tirado sobre ella, tomándose con fuerza de los barrotes.

nada mal, estas aprendiendo.

Le quite la mordaza y me ocupe de buscar un cinturón adecuado, uno flexible, de buena calidad, pero no demasiada, no quería destruir mi cinturón con la piel de su trasero.

—¿puedo quitarme esto?- me pregunto sujetando el plug entre sus nalgas.

sí, tiene que salir de ahí.—

Con cuidado Cristian lo saco poco a poco, hasta que estuvo en su mano.

mételo a tu boca, de hoy en adelante es trabajo de tu lengua mantener tus consoladores limpios.

Y lo hizo, encontrando el sabor de su trasero. No era un sabor desagradable.

Con mi cinturón preparado me pare detrás de él, su trasero se movió un poco, víctima del miedo, más que como invitación, como sea le plante el primer golpe de lado a lado, tomando sus dos nalgas y asestando un duro golpe contra el costado de su cadera.

Cristian dejo escapar un chillido digno de una niña pequeña, yo jamás había experimentado un golpe de cinturón, de manera que su reacción me parecía exagerada. Como sea el dolor que viajaba por su cuerpo era extraordinario. Podía ver la tensión subiendo por su espalda hasta su cuello y botando su cabeza para arriba con un alarido. Una y otra vez lo azote con fuerza, su cuerpo se convulsionaba hacia delante.

El niño siguió llorando y gimiendo hasta que su trasero había absorbido los 10 golpes. Me sentí muy orgulloso de que hubiera conservado su posición, pero aún tenía 20 nalgadas más y estas tampoco las iba a disfrutar.

De alguna manera me pareció muchísimo más personal, un castigo mayor hacerlo tirarse sobre mis piernas, Cristian no era un muchacho alto, ni fornido, no parecía tener más de 11 años, así que encajaba perfectamente en mi regazo.

Con la mano en su trasero vi por primera vez un escenario que me dio náuseas y me asusto. El niño que yo había querido mucho se desvanecía mientras quedaba una carcasa vacía, sin humanidad ni vida.

Debía encontrar la manera de someter a Cristian, pero no perderlo por completo. Debía recordarle su humanidad y en ocasiones demostrarle que aún era importante para mí. Pero mientras su traserito se movía de lado a lado tratando de sacudirse el ardor que había dejado el cinturón.

Tome su trasero con fuerza y luego lo azote. El calor que irradiaba de él era magnifico, su piel era suave y sin fallas, el musculo de cada glúteo se apretaba y se distendía con cada golpe, era un escenario tan cautivador que pensaba que perdería la conciencia.

La pequeña figura se asía a mi pierna, mientras absorbía los golpes, mi mano callo metódicamente, deleitándome con gritos y gemidos. Hasta que el castigo termino. Cristian quedo rendido sobre mi cuerpo. Con mucha delicadeza lo puse sobre la cama. Me deleite mirándolo por un momento y luego fui a la cocina para prepararle algo de comer. El pequeño no había comido nada desde el desayuno, seguro estaba hambriento.

Cuando regrese a mi habitación el pequeño estaba plácidamente dormido o eso parecía. Supuse que era una treta para no dormir en su jaula, pero estaba bien. Me desnude hasta mi ropa interior, puse mi cuerpo contra el suyo y lo rodee con mi brazo.

Jamás había dormido tan bien, hasta ese momento.

A la mañana siguiente el sonido del plato en la cómoda atrajo mi atención, el pequeño lo había encontrado y comía velozmente. Estaba muy hambriento. Siempre me impresiono lo mucho que Cristian podía comer, sin subir un solo kilo o aumentar su masa corporal. Como sea estaba feliz de alimentarlo, quería un esclavo sano y fuerte.

El plan para su fiesta de cumpleaños se empezó a gestar mientras lo observaba, me pregunto cómo reaccionaría al topar su vieja vida con su nueva situación.

RUTH, RECIBE UNA AZOTAINA DEL DIRECTOR

—¡Levántate! —Cuando ella se levanta, cruzo la habitación. Mi paso es lento y digno. Me siento en el sofá haciendo que los muelles crujan ru...