jueves, 28 de enero de 2021

Un fin de semana en la montaña 2


Los dos permanecimos desnudos de cara a la pared, mostrando a cualquiera que entrara nuestros traseros, rojos y llenos de tiras dejadas ahí por la caña.

Para nuestra desgracia luego de unos 30 minutos entro un amigo de Alejandro, que tenía una cabaña en las faldas de la montaña y que había venido a saludar. Su nombre era Alfonso.

Con el entro un muchacho de unos 12 años, de nombre Rodrigo.

El cual quedo perplejo de la penosa escena que Daniel y yo protagonizábamos.
“Alejandro parece ser que se ha impuesto algo de disciplina por aquí”
“si había que hacerlo, hubo una nota muy desagradable en la boleta de este mes”
“reconozco uno de esos traseros pero el otro de quien es”
“es un amiguito de Daniel, se llama Sebastián”

Los visitantes tomaron asiento en la mesa de la cocina. Hablaron por unos momentos sobre disciplina, sobre el bosque y algunas actividades que tenían planeadas.

“muchachos, ya pueden descansar, vístanse y vayan a jugar fuera”

Los dos estábamos muy cansados, pero nada comparado con la vergüenza que sentía al estar desnudo mostrando ni trasero a gente desconocida. Rápidamente nos vestimos.

Daniel fue con su padre, le dio un beso y nos dispusimos a salir de la cabaña.

“Ricardo ve a jugar con ellos, y pórtense bien, que si no habrá tres parados frente a la pared”

Salimos de la cabaña y nos dirigimos en dirección del estanque.
“Donde vamos”
pregunto Ricardo.
“Vamos a explorar cerca del estanque”

Le contesto Daniel.

Caminamos por unos 15 minutos, buscamos algunas ramas que se asemejaran a espadas o rifles y jugamos por un largo rato. Después de un buen rato, nos sentamos descansar a la horilla del estanque.

“porque los castigaron esta mañana”

“sacamos una mala calificación en matemáticas”

Ricardo bajo la mirada y torció la boca. Luego comenzó a desabotonarse la camisa, para luego seguir con los pantalones cortos que traía. Finalmente se quedo en calzoncillos.

Puso su manos al los costados de su ropa interior y la retiro de un jalón, para después tirarlos donde se encontraba el resto su ropa.

No era raro ver a un chico desnudo, casi todos los días en la escuela mirábamos docenas en las regaderas. Pero nos llamo la atención que las nalgas de Ricardo estaban rojas y lastimadas como las nuestras.

“parece ser que tu papa también te azoto esta mañana”

“no, fue ayer en la noche, le conteste a mi padre y se molesto conmigo”

Luego de que entrara al estanque Daniel y yo lo seguimos.

Unas horas después llegaron Alejandro y Alfonso con una canasta. Seguramente traían un bocadillo.

Los tres salimos del agua nos secamos y permanecimos desnudos durante la comida.

“Alfonso parece ser que ustedes también tuvieron una noche ocupada”

“si había que reiterar la lección de no contestar a los mayores, hoy en la tarde tiene otra cita con el cuero”
“que casualidad, este par de muchachos también tienen la misma cita”

Yo me sentía muy humillado, y al parecer Daniel y Ricardo se sentían de la misma manera. Con los adultos bromeando sobre nuestro doloroso y destino.

Después de comer los tres tomamos el sol por un momento, hablando de la escuela, del último juego de video y finalmente entramos al agua una vez más.

Pasamos gran parte de la tarde jugando en el agua, haciendo pequeñas presas con piedras para atrapar peces, como todos los peces del estanque eran muy pequeños, todos con el tiempo fueron liberados.

El sol comenzó a retirarse, y los adultos nos llamaron, era hora de dejar del agua. Nos esperaron en la horilla sosteniendo toallas para secarnos rápidamente, nos ayudaron a vestirnos, y los 5 tomamos camino a la cabaña de Alejandro.

Una vez ahí, los dos adultos se miraron como si tuvieran un plan entre manos.

“chicos quieren acampar hoy en el patio?”

Los tres accedimos emocionados, la cabaña era muy cómoda, pero estar a la intemperie en una casa de campaña era muy divertido.

Bueno como los tres tienen el mismo futuro decidimos que los tres lo tomaran juntos, luego podemos hacer una fogata y asar malvaviscos y salchichas.

“chicos preparen las tiendas, que después tendremos una seria platica los 5, luego pueden disfrutar el resto de la tarde”.

Seguimos a Daniel dentro de la cabaña, nos llevo hasta el armario de la sala, de donde saco una maleta plástica. Luego al patio, a buscamos un buen lugar, alejado de la casa, pero aun a la vista desde la ventana de la sala y armamos la tienda.

Luego los tres nos deseamos buena suerte y entramos a la cabaña para cumplir con nuestra penitencia.

Yo sabía que había pedido ser castigado como los demás. De hecho mirar a alguien ser castigado y después de ser azotado uno mismo era muy excitante. El único problema era resistir el castigo. Además mi trasero no había terminado de sanar de los antiguos encuentros, por lo que estaba seguro que pronto mis nalgas estarían bajo un intenso dolor.

Daniel y Ricardo no parecían tan asustados, por lo que trate de ser valiente y que mi cara no mostrara el miedo que sentía.

Cuando entramos a la casa, los adultos estaban sentados a la mesa, y sobre ella estaban dos piezas de cuero.

“bueno mi hijo tiene que pasar un momento en mi regazo para el calentamiento, y luego le tocan 25 azotes y 45 minutos frente a la pared”

“los míos tienen en cuenta los 25 cueros, y Sebastián tiene de igual manera un calentamiento por un pequeño percance que tuvo durante la noche”

Alejandro se refería a que durante la noche tuve un orgasmo en la cama, y había dejado mi semilla entre las sabanas. Me había dicho que lo podía hacer, únicamente tenía que ser discreto.

“entonces muchachos, comencemos. Quítense la ropa, dóblenla y déjenla en el sillón, después Alfonso se encargara del calentamiento de su hijo y yo del de Sebastián”

Rápidamente hicimos lo que nos fue ordenado, después Rodrigo camino hacia su padre que estaba sentado y preparado para él. Yo con la mirada al piso camine hasta estar frente a Alejandro.

El espero a que me tirara de estomago en sus rodillas, me puso una mano en las nalgas y la otra a la espalda.

Alfonso rápidamente comenzó con una serie de nalgadas, fuertes y concisas sobre una de las nalgas de su hijo, sentí inmediatamente como mi pene respondía al verlo retorcerse después de cada golpe. El chico tenía unas nalgas preciosas, rosadas y firmes. Después de un par de golpes comenzaron a enrojecerse y las marcas de los dedos de su padre aparecieron finalmente en un rojo intenso.

Aun así el chico gritaba y lloraba, pero su cintura siempre permaneció firme en su lugar.

Creí que si él podía soportarlo yo también lo haría.
Pero antes de que pudiera prepararme, mi castigo comenzó. La mano de Alejandro me pareció mucho más pesada, cada golpe era muy fuerte al igual que el sonido que se dispersaba en el aire.

Al principio cerré mi boca con fuerza para tratar de tomar el castigo en silencio, pero después de la quinta nalgada me fue imposible. Cada nalgada dejaba una capa de ardor en mi piel. Mientras que mi pene se crecía y se forzaba contra la pierna de Alejandro.

Alejandro se detuvo por un momento, me acomodo para que mi pene estuviera libre entre sus piernas, y luego siguió golpeándome aun más fuerte.

Daniel observaba la escena desnudo, su cuerpo también respondía a lo que sus ojos observaban, pero sus manos permanecieron a sus costados.

Después de unos 10 minutos Alfonso se detuvo, su hijo lloraba y temblaba en su regazo, pero permaneció en posición hasta que su padre le ordeno que se levantara. Cuando se puso de pie, llevo sus manos a su trasero tratando de mitigar el dolor.

Aunque mi trasero estaba en llamas no pude evitar levantar la mirada y observar con tanto detenimiento me permitía mi posición, el perfecto trasero de Ricardo. Posteriormente, mi castigo también termino.

Alejandro me permitió levantarme y puso una toalla en mi pene que estaba totalmente erecto.
“Discúlpame no era mi intención”
le susurre, después de que me cubrió.
“No te preocupes, es normal que eso pase, ve al baño, alivia la presión y regresa lo más pronto posible que aun tienes un largo camino por delante”

Cuando me dirigía al baño, tratando de que nadie pudiera ver mi erección pude escuchar como Ricardo le suplicaba a su padre que no lo golpeara esta tarde con el cuero. Pero Alfonso no perdió el tiempo y comenzó a preparar el terreno para castigar a su hijo.

Al igual que Alejandro, que ya tenía a Daniel sobre el descansa brazos del sillón.

Entre al baño y trate de liberar la presión lo más rápido que pude, lo cual no fue difícil porque podía escuchar el cuero en su embestida contra Ricardo y Daniel. La simple imagen de esos firmes traseros siendo azotados sin compasión desencadeno la explosión del mejor orgasmo en mi joven vida.

Rápidamente cubrí mi pene con papel para no dejar un desastre que después podría ocasionarme problemas. Me asegure que todo estuviera en orden, me lave las manos y Salí rápidamente a la sala, solo para encontrarme con los dos chicos gritando y llorando.

Ricardo parecía que no estaba aceptando del todo bien su castigo, ya que pataleaba y se levantaba de la silla donde su padre lo tenía.

“Ricardo, voy a empezar de nuevo y más te vale que ahora si te quedes quieto, no estoy jugando”

Alfonso le dijo a su hijo claramente enojado.

Ricardo se hecho de nuevo sobre la silla y cerró los ojos, durante todo este tiempo Daniel era sometido al cuero pero no se movía tanto, simplemente temblaba y ahogaba sus gritos en el cojín del sillón.

Después de unos momentos el castigo de Daniel termino y rápidamente se encontró llorando en el pecho de su padre, rodeado amorosamente por sus brazos, que aun sostenían el cuero que después se ocuparía de mí.

El castigo de Ricardo había empezado de nuevo y parecía que estaba muy concentrado en quedarse quieto sin importar lo que su padre le hiciera. Apretó los dientes, cerró los ojos y se agarro con fuerza de las patas de la silla.

“papi por favor no puedo más, por favor te juro que no te voy a desobedecer de nuevo”
“Ricardo te faltan 13 azotes mas, y no nos lo estas dejando fácil. Voy a terminar el castigo así que más te vale que te quedes quieto”

Alfonso parecía desesperado, y comenzó a golpear con más fuerza las nalgas de su hijo.
Alejandro permaneció en silencio pero soltó a Daniel y le dijo algo al oído, luego me miro y me hizo una seña con la mano que sostenía el cuero, para que me pusiera en posición.

Yo no quería hacer un circo de la situación así que me convencí a mi mismo de que sin importar lo que Alejandro hiciera con ese cuero, yo lo aceptaría y me mantendría quieto.

Eso obviamente fue más fácil pensarlo que hacerlo ya que el primer azote llevo el dolor como un rayo hasta mi cabeza, los gritos comenzaron a fluir pero se me hizo fácil ahogarlos en el cojín como Daniel lo hacía.

El castigo me parecía eterno, mi cuerpo transpiraba y temblaba involuntariamente, aun así podía escuchar como Ricardo seguía bajo la embestida de su padre.

Conté los golpes hasta el número 16, después de eso me fue imposible concentrarme en quedarme quieto y seguir con la cuenta, así que simplemente esperaba con todas mis fuerzas el último golpe.

Hasta que finalmente Alejandro puso su mano en mi estomago y me llevo a su pecho, me rodeo con sus brazos al igual que a su hijo y me dijo que me quería como si lo fuera.

Después de sollozar por un momento, vi que Ricardo seguía en la penosa situación, su padre estaba empeñado en que su hijo aceptara su castigo y se dejara de quejar, con la diferencia de que ahora Daniel sostenía sus muñecas y le hablaba al oído mientras su padre preparaba el siguiente golpe.

Siguió golpeándolo por un momento.

“Terminamos por hoy muchacho, pero no me quedo para nada feliz de cómo te comportaste hace un momento, quizá tengamos que hablar de esto después. Por ahora quiero tu cara de frente a la pared inmediatamente”

Alfonso estaba claramente enojado, y su rostro transpiraba profusamente.

Daniel ayudo a Ricardo a pararse y luego lo sostuvo mientras los dos se dirigían a la pared de la sala.

“Sebastián a ti también te toca un tiempo frente a la pared, así que andando”

Alejandro me dio una leve palmada en el trasero y camine lentamente en dirección a la pared.

Daniel tenía el trasero muy lastimado al igual que yo, pero el de Ricardo estaba aun peor. Esta vez las marcas de su piel tenían un furioso color morado y seguramente el dolor era extraordinario.

Los tres nos paramos frente a la pared, pero Daniel sostenía a Ricardo que encontró difícil mantenerse en pie.

Después de unos 30 minutos Daniel y yo ya habíamos dejado de llorar, pero Ricardo aun sollozaba.

Los dos adultos hablaban sentados a la mesa.

“chicos lleven a Ricardo a la casa de campaña, ahora les llevare su ropa de dormir”

Detrás de nosotros salió Alfonso, su hijo lo miro por un segundo pero él siguió con su camino.

Entramos a la casa de campaña y recostamos a Ricardo sobre su estomago, se recostó y comenzó a sollozar nuevamente.

Después de un momento, Alejandro se inclino en la entrada de la casa de campaña, le dio a Daniel ropa de cama, y un bote de pomada.

“pónganle esto a Ricardo, luego pónganse ustedes, y duérmanse temprano que mañana tiene que ir con Pedro”

Alejandro le dio un beso en la frente a Daniel cerro la cremallera de la casa de campaña y entro a la cabaña.

Daniel trato de ponerse el pantalón de su pijama pero al parecer le fue muy incomodo porque se lo quito después de un momento, luego entre los dos tomamos algo de pomada y comenzamos a untarla en las nalgas de Ricardo. Su piel estaba hinchada y estaba muy caliente.

No teníamos mucha luz pero seguramente algunos de nuestros golpes comenzaban a ponerse morados.

Nos concentramos en tratar de mitigar el dolor en las nalgas de Ricardo ya que él se había llevado la peor parte.

Sollozo por un momento, y luego se tranquilizo, seguramente la pomada estaba surtiendo efecto.

“gracias”dijo casi como un susurro.

Si no me hubiera sido tan penosa la situación de Ricardo, me hubiera excitado sobre manera el estar masajeando su pequeño y firme trasero.

Los tres dormimos sobre nuestros estómagos, hasta que unos minutos después de la media noche, Ricardo se volteo, inconscientemente disparando el dolor cuando su trasero toco el colchón donde dormíamos.

“aaaaauuuuu”

La queja de Ricardo me despertó, no quería que llorara de nuevo, así que lo voltee sobre su estomago y le puse un poco mas de pomada.

“gracias”

Después de masajear su trasero un momento, mi pene estaba totalmente erecto sin importar que estuviera semi consiente.
Sin querer toque el trasero de Ricardo con mí miembro cuando me acomode de nuevo a su lado.

El al sentirlo no se retiro, todo lo contrario aventó un poco su trasero hacia atrás, haciendo contacto una vez más.

No pude resistirlo y con esta imagen jugué con mi pene hasta que exploto en placer, mi semilla quedo regada en el trasero de Ricardo y en el colchón inflable que nos sostenía.



Un fin de semana en la montaña 1


Hola mi nombre es Sebastián y mi historia comienza a la edad de 14 años, justo cuando terminaba el 6 año de primaria.


Mi escuela como muchas de mi localidad era bastante pequeña con grupos reducidos aun así pude lograr un lazo muy fuerte de amistad con un chico de mi edad. El se llamaba Daniel.

Lo conocí poco después de comenzar el año, nos hicimos amigos. Nuestra amistad fue creciendo, luego nuestros padres se conocieron y comenzaron a tratarse comúnmente en fiestas, reuniones o simplemente para mirar un partido el fin de semana.

Algunas veces salíamos todos juntos de viaje, a un parque acuático o alguna otra actividad.

Tiempo después el papá de Daniel compro una casa de campo en un bosque, fuera de la ciudad. Esta cabaña estaba situada cerca de una zona para acampar y a escasos 10 minutos de caminata de un pequeño estanque.

Al terminar la escuela, el padre de Daniel, (Alejandro) me invito a pasar una semana con ellos en la cabaña. Yo había escuchado historias de Daniel sobre la cabaña y parecía ser un lugar muy divertido, así que sin pensarlo dos veces, le pedí permiso a mi papa, estaba tan emocionado de ir, que no le quedo de otra que acceder.

Al día siguiente Daniel y su papa, pasaron por mí, el señor Alejandro bajo de su coche, y me espero en la entrada. Mi padre abrió la puerta y los dos charlaron mientras yo me despedía de mi madre.

Al salir El señor Alejandro puso su mano en mi hombro y nos dispusimos a abordar el coche, antes de llegar a él mi padre dijo.

“Pórtate bien Sebastián que Alejandro tiene mi permiso para castigarte si rompes sus reglas”—

Mi padre no acostumbraba a pegarme, el era mas de los padres que recurrían a largas platicas y a imponer castigos como no poder salir o mirar la televisión.

A diferencia de Daniel...

me toco verlo en remedidas ocasiones bajo el cinturón de su padre. Aun así Daniel no le guardaba resentimiento, el me decía que cada uno de los castigos que le había dado su padre, se los había ganado, y que después de un buen castigo se sentía tranquilo al saldar sus deudas.

Cada que me toco presenciar un castigo, mi cuerpo reaccionaba con una erección, de alguna manera me gustaba verlo desnudo de la cintura hacia abajo, recibiendo cada golpe casi con tranquilidad. Y luego al final de cada sesión, su padre lo abrazaba mientras el lloraba en su hombro y le decía cuanto lo quería.

No tenia duda de que los castigos que daba el señor Alejandro eran más una muestra de amor que una falta de paciencia.

Aun así me intrigaba lo excitado que me ponía verlo recibir esos castigos, pensaba en que se sentiría estar en su lugar, solo el hecho de pensarlo le daba vida a mi erección.

Después de unas horas de camino, llegamos a la cabaña, era un lugar fabuloso, alejado de la ciudad, y rodeado de bosque.

Al entrar a la cabaña, el señor Alejandro nos mostro lo que sería nuestra habitación. En el segundo piso de la construcción, donde únicamente se encontraba ese dormitorio.

“dejen sus cosas aquí, y vayan a nadar al estanque, tienen un par de horas antes de que anochezca, y hará mucho frio como para estar en el agua”

Al escuchar esto, los dos tomamos una toalla y salimos velozmente en dirección al estanque.

Corrimos por unos minutos, y por fin llegamos. El estanque era del tamaño de una alberca olímpica, de agua cristalina, y rodeada casi enteramente de bosque. Todo era muy natural salvo una mesa y sillas de madera, que claramente habían sido hechas de troncos que seguramente habían encontrado.

Daniel puso su toalla sobre la mesa, y comenzó a quitarse la ropa, yo ya lo había visto muchísimas veces desnudo, al bañábamos en su casa o en la mía, cuando alguno se quedaba a dormir en la casa del otro, y en las regaderas del club de natación, así que no me pareció raro que se desnudara para meterse al agua.

De igual manera me quite la ropa y me metí jugar un rato dentro del estanque.

Unas horas después el señor Alejandro llego y se sentó en una de las sillas, y comenzó a prepara algo de comer.

El agua estaba muy fría, pero jugando y nadando casi no se sentía, hasta después de unas horas, el ambiente comenzó a enfriar, y el señor Alejandro nos pidió que saliéramos.

Ambos desnudos salimos del estanque, mientras que el nos rodeaba con nuestras toallas, luego comenzó a secarme el cuerpo, y luego a Daniel, hasta que estuvimos lo suficientemente secos como para ponernos una playera, nos rodeamos la cintura con la toalla y nos sentamos a comer los que nos había preparado.

Luego regresamos a la cabaña, pero en el camino las cosas se tornaron un poco difíciles.

“Daniel recuerda lo que te dije cuando salimos de la casa”?

“si señor, me dijiste que esta semana me castigarías por mala calificación que tuve en matemáticas”?

Daniel era generalmente muy aplicado, pero algunas veces tenía problemas en matemáticas, al igual que yo, ese semestre los dos salimos con un 6 en matemáticas, mi padre me había dicho que al regresar del campo estaría castigado una semana.

Pero parece ser que a Daniel, su padre, le había dicho que pagaría su mala calificación con su trasero.

“Bueno quiero que vayas y cortes una vara la limpies y me la traigas, para que antes de la hora de dormir pagues tu deuda”

luego de darle un pequeño cuchillo Daniel me hizo una seña y los dos nos adentramos al bosque a emprender la búsqueda.

Daniel estaba muy tranquilo mirando a su alrededor hasta que finalmente encontró una vara de su agrado, la corto y la limpio.

“tu padre te pegara con eso”? pregunte al fin.

“Si no te preocupes, me lo merezco después de haber sacado ese 6 y que hay de ti, que te dijo tu papa”?

“me castigo por una semana”

“pues en eso nuestros padres son diferentes”

Comencé a pensar en las múltiples veces que Daniel había sido azotado frente a mí, parece que tendría otra oportunidad de ver como su papa azotaba su pequeño y firme trasero. Sin darme cuenta mi erección estaba al máximo. No podía esperar a llegar a la cabaña...

Al llegar, su padre ya nos esperaba en la puerta, Daniel le entrego la vara, y él la examino detenidamente.

“Parece que has hecho un buen trabajo, esta no va a dejar marcas, quieres que comencemos de una vez o después de que tomen un baño”

“mejor ahora, que termine de una vez”

Dicho esto los tres entramos a la cabaña, los dos teníamos únicamente una toalla cubriéndonos de la cintura hacia abajo, así que no le fue difícil para Daniel, alistarse para su castigo.

Lentamente puso un cojín en el descansa brazos de uno de los sillones se retiro la toalla, y se inclino, mientras se subía la playera, dejando su cuerpo al descubierto, puso sus nalgas en alto para que su padre tuviera un fácil acceso.

“estas listo”

“si señor”

El señor Alejandro lanzo la vara al aire un par de veces, luego la puso justo en medio de las nalgas de Daniel, la llevo atrás y la trajo con fuerza. El sonido de la vara estrellándose contra su piel, lleno la habitación con un sonido estremecedor seguido por un fuerte gemido de dolor.

Daniel se estremecía y apretaba las nalgas mientras una furiosa raya roja se pintaba en su piel. Apretaba la boca para no gritar, mientras el dolor se esparcía en su cuerpo.

Mi erección creció rápidamente, era casi evidente atreves de la toalla, así que me tape el frente con las manos, para evitar que alguien me viera.

Luego de unos segundos el Señor Alejandro soltó un segundo azote. Daniel comenzó a llorar. El castigo siguió, uno tras otro los golpes fueron marcando las nalgas de mi amigo.

“Por favor papa, no me pegues mas, ya no puedo soportarlo, te prometo que no voy a tener otra mala calificación, te lo prometo”!!!

“Lo sé hijo, pero aun te faltan unos cuantos golpes, resiste que no podemos detenernos antes de terminar y lo sabes”

Aunque el señor parecía enojado, esto lo dijo casi amorosamente.

Después de unos 15 golpes, el castigo termino.

El Señor Alejandro se acerco a su hijo, lo sostuvo del estomago y lo levanto, luego lo giro y lo abrazo con fuerza. Daniel lloro con un bebe en el pecho de su padre, mientras él le acariciaba suavemente su trasero.

Luego de que Daniel se calmo, el señor lo retiro de su pecho.

“Daniel, sabes que eres lo que más amo en el mundo y si te castigo es porque te quiero, y mi mayor deseo es que seas un hombre de bien”

“si papa, lo sé, discúlpame por haber sacado malas calificaciones, te prometo que me voy a mejorar”

“de acuerdo, ahí lo dejaremos por hoy, mañana seguiremos con tu castigo”.

Después de su castigo Daniel permaneció desnudo, al parecer portar ropa en su condición era muy doloroso, así que permaneció desnudo durante la cena. Y luego nos preparamos para ir a dormir.

El señor Alejandro, le dio un beso en la frente, luego me dio uno a mí, y a los dos nos mando a la cama con una nalgada.

Después de que nos acostamos, charlamos un momento.

“que sientes cuando te azota”

“duele mucho en todo momento y tengo que concentrarme en permanecer en mi sitio, ya que si me moviera comenzaría a azotarme desde el principio”

“me gustaría que mi padre me azotara en vez de castigarme, sería mucho más rápido”

“tal vez, pero es mucho el dolor que tendrías que soportar, y me parece que no estás acostumbrado a eso, aunque le podríamos pedir a mi papa que lo hiciera y hablara con el tuyo”

Esto último lo dio como broma, pero ciertamente yo quería experimentar estar bajo la caña por una vez. Así que entre risas, le dije que si sería buena idea. Parece que a Daniel le sorprendió lo que le había dicho, pero seguimos charlando por un rato mas hasta que Daniel se durmió.

Yo no podía dormir, la imagen de Daniel en el descansa brazos del sillón y la posibilidad de tomar su lugar me mantenía excitado, tanto que me fue imposible no juguetear con mi pene, hasta que la presión fue liberada, en una explosión de placer.

Al otro día, nos levantamos temprano, su padre ya estaba preparando el desayuno cuando descendimos del segundo piso de la cabaña donde se encontraba nuestro cuarto.

Al llegar ahí su padre se acerco a nosotros y a los dos no s saludo con un beso en la frente, y nos dijo que nos sentáramos a desayunar.

“Dani, quieres que continuemos con tu castigo después de desayunar o quieres que continuemos después de que vayan a nadar un rato?”

Daniel lo pensó por un momento.

“Mejor de una vez, así tendremos todo el día libre hasta la tarde, por cierto Sebastián quiere que lo castigues de igual manera, el también tuvo mala calificación en la misma materia”

“no sé si su padre estaría desacuerdo con que lo castigue”

Comenzaba pensar seriamente la propuesta, quizá había tomado de lado que el señor Alejandro era muy fuerte, y seguramente haría bailar de dolor a mi trasero.

“Señor Alejandro a mi papa no le gusta golpearme, pero le dio permiso de castigarme si hacía falta, así que tal vez Daniel y yo podríamos compartir el mismo castigo sin problemas”

“Sebastián por favor llámame solo Alejandro, y supongo que tienes razón. Tendré que pensarlo por un momento, vayan a nadar por un rato, mientras lo pienso detenidamente”

Dicho esto salimos de la cabaña en dirección al estanque, poco después estábamos desnudos disfrutando el agua. Luego de un momento, un señor de una cabaña cercana, se disponía a entrar al estanque a meter las piernas al agua.

“buenos días señor Pedro”

“buenos días Daniel, como estas?”

“muy bien... él es mi amigo Sebastián, estará aquí con nosotros por una semana”

“hola Sebastián, como la están pasando?”

Salimos del agua por un momento a saludar al Señor, sin importarnos de nuestra desnudes fuimos a estrechar su mano.

“Parece que tu padre tuvo una noche ocupada verdad”

Dijo mientras podía su mano en una nalga de Daniel, mirando con detenimiento las marcas que la vara había dejado en su piel.

“Si, tuve algunos problemas con matemáticas, y tuve una mala calificación”

“pues cuando quieras puedes ir a mi cabaña, para que platiquemos de tus dudas”

justo cuando decía eso, Alejandro se acercaba, por el camino a la cabaña.

“Gracias Pero esa es muy buena idea, parece que ambos chicos están teniendo problemas en esa materia”

“aun así, solo el pequeño Daniel tiene marcas del castigo, que hay de usted señor?”

me miraron por un momento, pero no pude contestar.

“el padre de Sebastián no es de los que castigan a su hijo con una vara, al parecer tendré que hacerlo yo mismo mas tarde”

“a muy bien, no hay mejor manera que un chico se aplique en sus estudios que un trasero caliente y adolorido”

“bueno, me retiro solo quería pasar a refrescarme por un momento para seguir con mi caminata, cuando estén listos los espero en mi cabaña muchachos, pero piénsenlo bien, yo soy un maestro muy estricto, y seguramente ninguno de los dos saldrá con su trasero intacto”

Los tres nos despedimos del señor Pedro, mientras el se perdía en el camino a su cabaña.

“bueno chicos es hora de regresar a la cabaña, Sebastián hable con tu padre por teléfono, y le pareció que era una muy buena idea que ambos fueran castigados de igual manera, así que cuando lleguemos a la casa, los dos tendrán el mismo trato”

Luego los tres tomamos el camino a la cabaña.

En el camino comencé a pensar seriamente en el lio que me había metido, seguramente el castigo que me esperaba al llegar a la cabaña era algo muy serio. A los pocos minutos de camino, el miedo me invadió seguido por la excitación de sentirme en problemas.

Al llegar a la entrada de la cabaña, Daniel corrió al interior, al parecer necesitaba usar el baño.

Mientras Alejandro me miraba, al parecer enojado.

“Sebastián, cuando subí a arreglar su habitación note que dejaste un desastre en tu cama, no solo no la tendiste, además dejaste una mancha en las cobijas”

De pronto recordé que en la noche había jugado con mi pene, y seguramente no había limpiado adecuadamente.

“No tengo problema con la actividad que se llevo acabo en esa habitación sé que es algo muy normal entre los chicos de su edad, pero creo que tienes que tener cuidado cuando lo hagas y dejar limpio al final”

“discúlpame Alejandro no volverá a pasar” me sentía muy apenado, por lo que no pude sostener su mirada por más tiempo y mire al piso humillado.

“entenderás que tengo que castigarte por eso?”

“Supongo que si”

Bueno, quiero que te quites la ropa, comenzaremos de una vez, dijo mientras se sentaba en un tronco frente a la cabaña.

Después de nadar únicamente me ponía una playera y me enrollaba la toalla a la cintura, por lo que despojarme de mi ropa fue muy rápido. Luego me tomo del brazo y me coloco en sus rodillas.

Levanto su rodilla derecha para que mi trasero estuviera en lo más alto, puso una mano en mis nalgas y la otra en mi espalda.

“hay una serie de reglas que tienes que seguir cuando te castigue, primero no te es permitido levantarte ni cubrirte ya que de lo contrario tendría que inmovilizarte y comenzar de nuevo. Puedes llorar y gritar tanto como quieras, pero te recomiendo que trates de concentrarte en absorber el golpe rápido, así terminara antes de que te des cuenta”

Moví la cabeza arriba y abajo para hacerle saber que había escuchado las reglas, mientras el retiraba su mano de mi trasero y la subía tanto como le era posible para traerla con fuerza sobre mis nalgas. Su mano era grande por lo que podía cubrir casi todo mi trasero de una sola nalgada.

El primer golpe me pareció muy doloroso, no se estaba midiendo conmigo, aunque fuera un primerizo en los castigos corporales. Luego comenzó a golpearme dejando un par de segundos entre cada nalgada.

Luego de las primeras 5 el dolor era insoportable, lagrimas brotaban de mis ojos, y comencé a patalear y gritar.

Daniel salió rápidamente de la cabaña, y permaneció en silencio mirando mi primer castigo.

Pasaron un par de minutos y Alejandro no detenía su embestida contra mi trasero, mi cuerpo no podía mas, trate de cubrirme con mi mano, pero él la sostuvo con su brazo izquierdo y la puso en mi espalda manteniéndome agarrado con fuerza para que no pudiera escapar de su mano.

“eso te costara un minuto más, te dije que te mantuvieras quieto”

Las nalgadas continuaron barios minutos, hasta que finalmente termino. Me sostuvo en la misma posición por un momento, mientras me sobaba el trasero con la mano.

Aunque no había tenido a un hombre sobándome el trasero, me pareció que su mano mitigaba el dolor que me invada por lo que no quería que se detuviera.

Luego de descansar por un momento me levanto, y me rodeo con sus brazos, me dio un beso en la frente.

“Sebastián, para ser tu primer castigo aguantaste como un hombrecito, estoy orgulloso de ti, y quiero que sepas que te quiero como a un hijo y que si te castigo es porque me intereso por ti”

Me abrazo con fuerza por un largo rato mientras lloraba contra su pecho.

Luego me dio una leve nalgada y me dijo que entrara a la cabaña y me parara frente a la pared hasta que el me diera permiso de descansar.

“Daniel, por favor quiero que vayas fuera y traigas un par de varas”

no pude escuchar mas, ya que caminaba rápidamente dentro de la cabaña, ya no quería meterme en más problemas.

Me pare cara a la pared, con los brazos a los lados. Estaba totalmente desnudo por lo que no me había percatado de la tremenda erección que tenía. Aunque el castigo había sido muy doloroso, al parecer mi pene lo encontraba muy excitante.

Estaba solo en la cabaña por lo que comencé a jugar.

“jovencito, las manos sobre la cabeza, ya estás en suficientes problemas esta semana, no me hagas agregar más a tu cuenta”

Mi cara se torno del mismo color que mi trasero, por la vergüenza. Puse mis manos en mi cabeza y permanecí en silencio. Estuve parado frente a la pared como por una media hora. Aun así mi excitación no había bajado nada.

“Sebastián, tu tiempo frente a la pared termino, puedes ir al baño, creo que lo necesitas”

Voltee a mirar a Alejandro y le sonreí con vergüenza.

Luego agarre mi calzoncillo que se encontraba en uno de los sillones con la demás de mi ropa.

“no te molestes en vestirte, Daniel regresara en un momento y a los dos los voy a necesitar desnudos.”

El terror me invadió, no creo que podría aguantar ser castigado con la vara, justo después de haber soportado tantas nalgadas.

Aun así, mi pene necesitaba atención en el baño, por lo que camine al interior y jugué con él. En ese momento me parecía que los azotes con la vara, serian muy excitantes. Hasta después del orgasmo, mi mente comenzó a divagar en cómo salirme de este lio.

Después de unos minutos Daniel cruzo la puerta con un par de varas en mano, las dos parecían muy largas para nuestros pequeños traseros, pero Alejandro parecía complacido con ese par de instrumentos.

Luego de probar su elasticidad tirando algunos golpes al aire, nos observo con una mirada penetrante.

Rápidamente Daniel se quito la ropa que lo cubría, quedando igualmente desnudo.

“de acuerdo quien va primero”

nadie dijo nada por un segundo

“Sebastián, me parece que no tomaste muy bien tu castigo hace un momento, la vara es mucho más dolorosa que mi mano, por lo que creo que sería bueno inmovilizarte para terminar rápidamente con tu castigo, a menos de que creas que lo puedes soportar?”

Pensé por un momento, ninguna de las opciones era agradable por lo que respondí únicamente moviendo la cabeza arriba y abajo.

“Daniel ve por unas cuerdas que tengo en el coche, Sebastián quita todo lo que esté en la mesa, la vamos a ocupar”

Daniel regreso rápidamente con un juego de cuerdas, y se las entrego a su padre, que le dio una palmada en la espalda.

“Prepárate tu vas primero, para que luego me ayudes con Sebastián”.

Daniel Se dirigió al descansa brazos del sillón para prepararse para su castigo.

Alejandro se acerco a su hijo que tenía las piernas tan separadas como era posible, sus nalgas en alto y con cabeza enterrada en uno de los cojines del sillón.

Su padre tomo una de las varas que había traído, soltó un par de golpes al aire y comenzó su embestida contra las nalgas de mi amigo, cada golpe dejaba su cuerpo tembloroso y una furiosa línea aparecía cruzando sus nalgas.

Golpeo unas 6 veces antes de que los gritos de Daniel fueran audibles. Su cuerpo temblaba esperando el siguiente golpe, sus piernas se movían frenéticamente tratando de absorbiendo el dolor, pero su trasero permanecía desprotegido en el mismo lugar.

Después de unos 25 golpes el castigo termino, Daniel estaba llorando en el sillón, aun en la penosa situación. Su padre se acerco como el día anterior y lo tomo del estomago, para luego dirigirlo contra su pecho, para dejarlo llorar mientras lo rodeaba con sus brazos y le susurraba al oído, seguramente le afirmaba cuanto lo quería.

Luego de llorar por un momento Alejandro lo separo de su pecho.

“Puedes ayudar con el castigo de Sebastián, luego los dos pasaran unos minutos de cara a la pared”

Alejandro se volteo hacia mí, y camino lentamente hasta estar frente a mí, me ordeno que me volteara, justo con la mesa frente a mí. Se arrodillo tras de mí, y comenzó a asegurar mis tobillos contra las patas de la mesa.

Al terminar de asegurar mis dos piernas, dio la vuelta a la mesa.

“inclínate sobre la mesa por favor”

Tire mi cuerpo sobre la mesa, y estire mis manos hasta la orilla, donde Alejandro las amarro juntas y luego a la mesa.

Mi cuerpo estaba totalmente inmovilizado, y mi trasero totalmente desprotegido para la actividad que Alejandro había planeado.

“estas listo”

por supuesto que no estaba listo, mi entrepierna estaba tan firme como era posible, pero en mi cabeza el miedo palpitaba con fuerza.

“ahh haaa”

pude ver la sombra que se reflejaba en la pared frente a mí, Alejandro probaba la elasticidad de la vara. Luego se paró a un costado de mí, y puso la vara en mi trasero, midiendo su distancia, luego de un momento tiro su mano hacia atrás, tomo aire y la trajo con brutal fuerza al encuentro de mi piel.

Ya había sido nalgueado un momento antes, por lo que mis nalgas estaban aun muy adoloridas, por lo que el primer golpe despertó el ardor que había sentido minutos antes.

Caga golpe era terrible, sumamente doloroso. Pero estando inmovilizado era poco lo que podía hacer. Gritaba en cada azote, me movía frenéticamente tratando de que los golpes no dieran en el mismo lugar, mientras me concentraba en absorber el dolor.

Nada resulto termine llorando y gritando como un bebe, mientras Alejandro proseguía con su embestida.

“Me parece Sebastián que no estás aceptando muy bien tu castigo y es un hecho que una vez comenzado no hay vuelta atrás, tienes que soportarlo como un caballero, por estar tan inquieto te has ganado 5 mas”

“no por favor, Alejandro no me azote, no soporto un golpe más, duele muchooo”

me importo poco el humillante circo que estaba armando, pero el dolor nublaba mi mente.

Dejo descansar mi trasero por un momento, luego toco mi piel con la vara, cruzando mi trasero de lado a lado.

Yo apreté los dientes, luego mis manos en el borde de la mesa, y me convencí de quedarme quieto para no hacer más grande mi castigo.

Alejandro luego asesto los azotes más fuertes que le permitió su brazo, por el dolor que sentía estaba seguro de que mi trasero estaba cubierto en sangre, pero Alejandro era un experto en aplicar castigos por lo que los golpes dejaban enormes cantidades de dolor pero sin dejar marcas.

Al terminar el castigo, Alejandro tomo una toalla y la humedeció en el grifo de la cocina, para luego ponerla sobre mi trasero mientras me desataba lentamente.

Ya estaba desatado pero no me podía levantar, mis nalgas me dolían demasiado para levantarme. Alejandro camino tras de mí, puso su mano en mi trasero para sostener la toalla y luego puso su otra mano en mi estomago para levantarme, me rodeo con su brazo, y dejo el otro sosteniendo la toalla.

Llore por largo tiempo, y luego quito la toalla de mis nalgas, para mi sorpresa no había ni una gota de sangre, por lo que mi trasero no estaba cortado, únicamente ardiendo y con tantas líneas que era imposible contarlas.

Luego Daniel y yo fuimos conducidos hasta la pared de la sala donde pasamos un largo rato.

Poco después llego Pedro, el vecino que habíamos visto un tiempo antes, al parecer le había traído algunas frutas que crecían en arboles que rodeaban su casa.

“parece ser que han tenido una mañana ocupada”

“si, este par de muchachos necesitan entender que la escuela es mucho muy importante, y que las malas calificaciones no serán toleradas”

“pues me parece bien, los chicos de su edad necesitan de vez en cuando una buena surra para regresar al buen camino, mañana mándamelos temprano para que tomen un par de lecciones conmigo”

“puede ser, hoy en la noche los dos tienen una cita con el cuero y luego a la mañana siguiente tienen otra cita con la vara a menos de que lo quieras hacer tu mismo”

Pedro lo pensó por un momento

“está bien, yo mismo lo hare, bueno muchachos ahora sí que se han metido en un lio”

Alejandro y Pedro hablaron por un momento, y luego Pedro se retiro, no sin despedirse de nosotros.

“nos vemos muchachos”

a cada uno nos dio una nalgada y salió de la cabaña.



RUTH, RECIBE UNA AZOTAINA DEL DIRECTOR

—¡Levántate! —Cuando ella se levanta, cruzo la habitación. Mi paso es lento y digno. Me siento en el sofá haciendo que los muelles crujan ru...