viernes, 8 de agosto de 2025

CAMILA RECIBE UNOS AZOTES



Camila era una chica de raza negra, de 15 años con un cuerpo delgado, unos pechos no muy grandes pero una cola redonda y parada que había sido siempre la envidia de sus amigas y la atracción de todos los chicos que la conocían.

Camila había vivido hasta ahora fuera del país, y sus papás no solían utilizar el castigo físico con ella, sin embargo, al encontrar una oportunidad laboral mejor en el país, la familia decidió mudarse de vuelta.

La primera sorpresa para Camila, fue enterarse de que en el país se utilizaba el castigo corporal, no como excepción sino como norma, que incluso había regulaciones legales frente al mismo. El día que salieron del aeropuerto, Camila vio a varias chicas en faldas de castigo con las claras marcas de las azotainas recibidas durante el día.

- ¿Porque están así esas chicas papa? - fue su natural pregunta

- Habrá tiempo para hablar de eso luego - le respondieron.

Desde entonces ella había aprendido mucho sobre el tema, y había visto muchas palizas en público, sin embargo, esto sólo lograba aumentar su curiosidad por saber como sería pasar un día en una de esas faldas de castigo. Se veía doloroso claro, y humillante, pero había algo que seguía llamándole la atención, la sensación de estar así, dispuesta para los castigos de cualquiera.

En un par de ocasiones trató de causar dificultades para que sus papás la castigaran, sin embargo ellos no estaban muy acostumbrados y solo en una ocasión su mamá le dio unas nalgadas, sobre sus pantalones con la mano.

Camila, cada día sentía más curiosidad, hasta que finalmente se presentó la oportunidad a través de su tío.

El tío de Camila siempre había consentido todos sus caprichos hasta ahora y un día ella lo escuchó hablando con sus papás acerca de cómo había mejorado todo desde que se establecieron las políticas de castigo dentro del rango de edad.

- Ahora ya no se ven tantos vándalos, los chicos son más respetuosos y se han reducido la mayoría de los problemas con los adolescentes - Decía su tío

- Sin embargo, me parece un poco exagerado humillarlos en público - contestaba su mamá

Allí fue cuando a Camila le surgió la idea, si lograba que su tío le ayudara tal vez podría satisfacer su curiosidad sin necesidad de que sus papás se enteraran. asi qué unos días despues, cuando se quedó a solas con él le dijo: - tío, ¿podemos hablar? -

-Claro nena -

- Es que he estado pensando en algo, y sé que solamente tú me puedes ayudar, porque no hay nadie más a quien me atrevería a contárselo - 

Su tío se sintió muy halagado por esto, e impresionado por la seriedad que Camila le daba al asunto, se preguntó que se traería entre manos

- Sabes que puedes hablarme de lo que sea nena -

- ¿Me prometes que no se lo dirás a nadie? -

- Tienes mi palabra -

- Es que.. desde que llegué hay algo que me da vueltas y vueltas en la cabeza -

- ¿Si? -

- Tú sabes, donde vivíamos no había castigo corporal y... yo... -

Su tío empezaba a entender para donde iba todo esto.

Tomado aire, Camila dijo - quisiera saber como se siente salir en falda de azotes - 

- ¿ Y como puedo ayudarte con eso?

- es que he visto a muchas chicas solas con las faldas en la calle y todo el mundo les pega, me da miedo meterme en algo que no pueda manejar, así que quiero que tu me lleves - contestó Camila, mirándolo a la expectativa de como fuera a reaccionar

Su tío se quedó pensativo por unos momentos, no era la primera vez que pensaba que a Camila le serviría un paseo en falda de azotes, a veces era muy grosera y respondona, finalmente le dijo: - No creo que funcionaría como debe ser si tu lo escoges y si puedes parar cuando quieras. De hacerlo tendríamos que hacerlo como un castigo real -.

- Eso es exactamente lo que quiero Tío, dime cuál es el castigo y yo haré lo que digas -

- Si acepto esto, no va a ser agradable para ti, y créeme que voy a encargarme de que lo recuerdes por muchos días, no hay marcha atrás después de que empecemos ¿entendido?

- Si señor - Dijo Camila Tragando saliva

- ¿Aún estas segura de intentarlo? -

Camila lo pensó unos instantes, esto podía salirse de control y su tío hablaba en serio, pero si no lo intentaba ahora, no reuniría el valor de intentarlo de nuevo

- Si señor, estoy lista -

- Muy bien jovencita, levántese y quítese los pantalones y los panties - dijo el tío

Camila obedeció, sintiendo como se sonrojaba, pues su tío estaba a punto de verla semi desnuda.

Se bajó los pantalones por completo y se los quitó, quedando en solo un par de panties de tipo bikini blancos, al tomarlos para bajarselos, titubeo, pues nunca había estado desnuda así en frente de un hombre.

La reacción de su tío fué asestarle dos fuertes nalgadas plasssss plasssssss

auuuuuuuu, - dijo Camila girando para mirarlo

- Usted obedece de inmediato o el castigo se empeora ¿entendido? - la tomo del brazo y le asestó otra nalgada - 

-ayyy - Camila obedeció de inmediato dejando caer los panties hasta los tobillos, mientras se tapaba delante.

- Las manos a los lados Jovencita - dijo su tío con una voz muy autoritaria. Estaba decidido a que le quitaría a ella las ganas de esta experiencia desde el comienzo.

Camila abrió mucho los ojos, pero obedeció quedando completamente expuesta frente a su tío

Su tío la tomo del brazo la llevó hasta la pared y la hizo parar mirando a la pared con las manos en la cabeza.

- Espéreme ahí hasta que yo regrese y no se le ocurra moverse ¿entendido? -

- Si señor -

Camila sólo podía pensar en cuanto le ardía ya la cola y apenas iban empezando, no se atrevía a moverse de ahí pero casi no aguantaba las ganas de frotarse las nalgas. Justo cuando estaba a punto de bajar la mano para sobarse, escucho la orden

- dese vuelta jovencita -

ella rápidamente se dio la vuelta sin bajar las manos y vio a su tío con una falda de azotes verde en las manos

Esta era de tu prima cuando aún estaba en el rango de edad, creí que tenia una roja en el carro pero sólo hay esta y creo que estará bien para lo que quieres experimentar. póntela

Con esto le pasó la Falda. Cuando pilar se la puso, se dio cuenta de que la falda cubría mucho menos de lo que se esperaba, por detrás, quedaba lista para recibir nalgadas, y por delante escasamente le cubría lo mínimo.

Su tío la tomo del brazo de nuevo y la llevó a una silla, se sentó él y la empujó sobre su regazo 
- Voy a darle un calentamiento antes de irnos, además es la costumbre antes de salir en público. Si se trata de tapar la cola, le voy a dar con el cinturón ¿entendido? - 
- Si señor - Dijo Camila, rezando para que aguantara las ganas de taparse la cola

Plasss plassss plasss splassss empezaron a caer las nalgadas rápido y fuerte en la cola desprotegida de Camila.

Despues de cuatro o cinco nalgadas ella ya estaba segura de que esta era una mala idea, a las 10 estaba empezando a patalear a las 20 estaba gritando como loca

AAAAAAyyyyyyyy noooooooo ayayayayyyyyyyyyy nonoooooooo no maaaaasssssss porfavooooorrrrrrrr

Su tío seguía sentándole nalgada tras nalgada, y ella sentía su cola como si estuviera echando fuego, y hacía grandes esfuerzos por no taparse la cola, pues no alcanzaba a imaginar como sería el dolor del cinturón. Antes de que terminara el día ya lo habría averiguado.

Cuando su tío terminó las nalgadas le dijo: - Si hoy en cualquier momento después de esta o de cualquier pela, se soba las nalgas, la voy a desvestir del todo y la voy a tener así todo el día ¿entendido? -

- S..Si Señor sniff sniff - dijo Camila, pensando que iba a ser casi imposible aguantar las ganas de sobarse, sobre todo cuando la pela fuera con un instrumento.

- Ahora vamos al centro comercial, y vamos a hacer lo siguiente: Vamos directo a la zona de intercambio verde y cuando yo le haya dado una pela a una chica rubia, una pelinegra y una peliroja nos regresamos, ¿entendido?, si entre tanto usted recibe 5 o 6 pelas, pues que lástima -

*** en el centro comercial***

Al llegar al centro comercial, su tío la hizo bajar del carro y colocar las manos en la cabeza

Antes de ir hacia la entrada, su tío saco del baúl del carro una correa ancha con agujeros, que hizo que a Camila le recorriera un escalofrío por la espalda.

- Esto se llama la marcha de la vergüenza - le dijo

comenzó entonces a darle nalgadas mientras la llevaba caminando hacia el centro comercial, con cada nalgada, Camila saltaba un poco hacia adelante y sentía como su ya adolorida cola se prendía en fuego y su falda se alcanzaba a levantar de adelante, haciéndola sentir mucha vergüenza.

al entrar en el centro comercial su tío le dijo:

-si alguien pregunta porque estas aquí, le dirás que robaste el auto para salir de fiesta con tus amigos

-si señor-

Continuó llevándola a nalgadas hasta la plaza de intercambio verde, por el camino, Camila vio varias chicas de diferentes edades algunas con faldas de castigo, otras completamente desnudas, e incluso, para su sorpresa varios chicos desnudos en plena marcha de la vergüenza, que se veían mayores que ella.

Antes de llegar a la plaza, su tío de detuvo un momento al ver a un amigo con sus hijos, un chico y una chica, ambos en ropa de castigo roja.

Camila agradeció el momento de respiro, aunque no estaba destinado a durar mucho tiempo.

Mientras su tío hablaba con su amigo, Camila vio a un chico rubio de unos 11 años, con los pantalones y boxers en los tobillos caminando mientras su mama le llevaba a nalgadas con las manos en la cabeza.

muy bien entonces -dijo su tio- Camila, venga para acá

tragando saliva, Camila obedeció

Será mejor que haga lo que don Fabrcio le dig o le asegura que va a se rmucho peor para su cola entendió?

-Si señor - fué lo que dijo Camila

- Fabricio la tomo del brazo y la levo a un banco cercano

- Porqué la trajo su tio? - preguntó Fabricio

-por ser tan tonta como para meterme en este problema solo por curiosidad - Pensó Camila, sin embargo, su respuesta fue

-por robarme el auto para ir de fiesta

Fabricio sacó una chancla gruesa de caucho, y la hizo colocar a ella sobre sus rodillas

Entonces empezó a descargar un chancletazo tras otro en las desprotegidas nalgas de Camila que solo acertaba a patalear y llorar desconsolada mientras el dolor de su cola crecía a cada segundo, hasta un nivel que ella creía imposible.

De repente ella, no lo soportó más, así que trató de colocar su mano para proteger su adolorida cola.

Ello sólo tuvo el resultado de que le aseguraran su mano contra la parte baja de su espalda y le descargaran una serie de mas de 20 chancletazos en cada muslo, empeorando con mucho el dolor que ya de por sí sentía.

Entre tanto, el tío de Camila estaba con el chico y la chica de su amigo.

- Usted por que esta aquí jovencito?

- Por perder 4 materias señor

- Y usted jovencita?

- Por perder 5 materias señor

- Pues yo me voy a asegurar que se acuerden de lo que deben ir a hacer al colegio

los dos chicos tragaron saliva al ver la correa de castigo en su mano

- Inclínense con las manos en las rodillas

Los chicos obedecieron de inmediato no queirendo hacer peor una de por si ya mala situación

el tío de Camila empezó dándoles un correazo a cada uno que los hizo saltar, y continuo dándoles dos a cada uno, luego tres. luego cuatro y luego 5 momento para el cual los dos ya lloraban como si tuvieran 5 años y hacían enormes esfuerzos por no levantarse a sobarse las colas castigadas.

- cuantas materias van a perder? (una serie de seis correazos a cada uno)

- whaaaaa ningunaaaaa señooorrrrrr

- a que van al colegio? (una serie de siete correazos a cada uno)

- a estudiarrrrr aaaaaaaaaaayyyyyyyy ooooooowwwwwwwwww - contestaron al unísono

los dos chicos tenian el cabello negro así que contaba como la primera pela del día, aunque el sabía que conseguir una chica pelirroja podría llevar algun tiempo


Cuando finalmente Fabricio soltó a Camila ella estuvo a punto de cogerse la cola cuando escuchó la voz de su tío

- acuérdese de lo que le advertí!!!!

Haciendo un esfuerzo increíble ella apartó las manos de su cola en llamas cerrándolas fuertemente en dos puños mientras bailaba al rededor. Finalmente, decidió ponerlas de nuevo en su cabeza.

- Gracias Fabricio, nos vemos en el trabajo el lunes - se despidió su tío mientras reiniciaban el camino hacia la plaza verde y la marcha de la vergüenza.

al llegar a la plaza verde, había toda suerte de chicos y chicas en ropa de castigo verde recibiendo varios instrumentos en muchas posiciones, Camila nunca había visto tanto chicos llorando al tiempo.

Al entrar en la plaza una chica rubia de unos 10 años se levantaba de las rodillas de su papa que sostenía un cepillo de pelo marrón en su mano y estaba iniciando su baile, cuando el papa de la chica se dirigió a su tío.

- Le interesa intercambiar? - dijo

al tío de Camila le pareció un poco pronto para la chica, pero no quería estar allí más de lo necesario, así que aceptó.

La chiquilla aun estaba en pleno baile cuando vio que su papa la llevaba con el tío de Camila

- nooo papiii por favorrr no maaassssss

- Acabamos de llegar señorita, además pegarle con una piedra a tu hermano en la cabeza, y mandarlo al hospital no es una cosa que merezca compasión

Al escuchar esto, al tío de Camila se le acabaron cualquier tipo de escrúpulos que hubiera tenido, tomo a la niña del brazo y comenzó a descargar los correazos en su pequeña colita mientras ella bailaba alrededor, tratando de esquivarlos.

Entre tanto el papa de la chica le preguntaba a camila - quien la trajo?

- Mi tío

- Porque?

- Por robarme el auto para ir de fiesta - fue la respuesta aunque cada vez más entendía lo mala idea que había sido esto.

El hombre entonces la empujó sobre sus rodillas y sin mediar palabra le comenzó a dar cepillazos, fuertes y rápidos en su pobre cola.

Camila, gritaba, pataleaba, se sacudía, prometía portarse bien y todo lo que se ocurría para tratar de detenerlo, para tratar de que parara de darle azotes con ese cepillo que dolía como si le estuvieran poniendo la cola sobre un fogón de la estufa.

De repente el hombre, al ver que su tío había terminado, se detuvo y la hizo levantar.

Camila empezó de inmediato a bailar, y sólo era capaz de apretar los puños contra los costados para tratar de resistir la tentación de tocarse la cola y quitar al menos una parte del dolor que sentía.

En cuanto el papa de la chica rubia la tomo del brazo se acercó a una mujer -le interesa intercambiar?

Camila sólo sabía que ya llevaban 2 de tres y esperaba que pronto apareciera la chica peliroja, sin embargo no tuvo tanta suerte, pues la siguente en acercarse fue una chica morena de 19 años con su madre.

- Podría encargarse de ella? le preguntó la madre al tío de Camila, necesita la mano de un hombre severo.

- Claro que sí, - dijo él - le importa? - agregó señalandole a Camila, ella sólo asintió y la tomó del brazo

entonces el tío de Camila se dirigió a la chica

- Por que la trajo su mamá?

- Por llegar borracha a casa

- Dese vuelta e inclínese sobre esa silla

La chica obedeció y de inmediato los correazos del tío de Camila empezaron a llover sobre su cola, la chica, que ya llevaba las marcas da varios castigos, empezó a llorar desde el primero y aunque levantaba una de las piernas con cada uno, no hizo ademán de levantarse o cubrirse la cola con las manos.

le cayeron mas de 30 correazos 12 de ellos en el sitio en que se sentaría después dejando marcas profundas en su piel y desde luego en su intención de volver a consumir alcohol alguna vez en su vida.

Cuando el tío de Camila le permitió levantarse, las piernas por poco le fallaban y no tenía energía mas que para llorar y limpiarse los ojos, ya que el dolor era tan intenso que no se atrevía ni a tocar sus nalgas.

Mientras tanto, la madre de la chica puso a Camila sobre su regazo y empezó a azotarle las nalgas con la mano, de forma rápida pero metódica, cubriendo cada centímetro de su joven trasero y cayendo muchas veces encima de las marcas de la pelas anteriores haciéndola ver los resultados de las malas decisiones que había tomado ese día.

Al levantarse, Camila simplemente se quedó allí llorando y esperando contra toda probabilidad que la siguiente fuera la última paliza del día

Entonces un hombre con una chica pelirroja, se acercó a su tío - ¿Le importaría intercambiar?, le dijo. Su tío miró al chica de arriba a abajo y se sonrío considerando la suerte que era haber encontrado tan pronto a la última chica de la condición que él había puesto.

- por supuesto-, respondió su tío - qué trajo? - el hombre le mostró un cinturón y él a su vez le mostró la correa con agujeros.

 Quien la puso en falda de castigo?- preguntó el hombre

- Mi tío

- Porque?

-Por robarme el auto para irme de fiesta

El hombre entonces la tomo del brazo y le asestó algunas nalgadas plass plass plasss

- Esta loca? sabe lo que pudo pasarle? plass plass plasss

- Ella se retorcía en su agarre y solo podía decir SSSSIIIII SEÑOOORRRR

El hombre la llevó hasta una silla y la hizo reclinarse sobre la misma

- Más vale que no se levante entendido?

- s..si señor - dijo la Camila

Él levanto el cinturón y comenzó a descargarle un azote tras otro y tras otro con fuerza mientras veía como el cinturón se le marcaba en las nalgas, dejando marcas blancas, en lugar de rojas, mientras Camila pataleaba y se esforzaba por mantenerse inclinada en la silla gritando por los correazos.

Cuando le permitió levantarse ella lazó las manos a sus nalgas y en el último momento se arrepintió de tocarlas apretó los puños a los lados y sólo pateó el suele con fuerza con una pierna a la vez. 

Él la miró sorprendido y fue cuando Su tío se acercó y le dijo: -tiene prohibido sobarse so pena de perder la ropa el resto del día.

El hombre le dio las gracias y se fue con su hija mientras s mama llegaba con un chico en short de castigo.

El tío de Camila entonces, decidió que era hora de irse la tomó del brazo y comenzó a llevarla hacia el auto. En esta ocasión decidió no continuar con la marcha de la vergüenza, para darle un respiro, cosa que ella agradeció muchísimo sin embargo al llegar al auto cayó en cuenta de algo.

- Apoye las manos contra el auto - le dijo.

ella temblorosa obedeció y a continuación sintió una oleada de fuego cuando un correazos se estampó en su maltrecho trasero. Brincó de la posición, y sin poder evitarlo mandó sus manos a sobarse la cola, el dolor fue tan intenso y sorpresivo que la reacción sucedió antes de poder controlarla.

Al percatarse de lo que había hecho, puso de inmediato las manos en su cabeza, pero ya era tarde. de un sólo tirón su tío le retiró la falda, dejándola desnuda de la cintura para abajo.

- Suba al auto, - fue su siguiente orden

Aunque el dolor de sentarse fue muy intenso, Camila tenía sentimientos encontrados. Por un lado esta aliviada de no haber tenido que pasar el día desnuda. Por otro lado avergonzada de estar con su zona privada al descubierto, y además agradecida de que su tío hubiera cumplido su deseo liberándola de cualquier clase de curiosidad.

Al legar a casa, su tío sólo la dejó bajar del auto cuando estaban dentro de la cochera, de manera que no tuvo que exponerse más.

- Siento mucho por lo que pasaste, pero eso era lo que habías pedido-

-Lo sé tío- Dijo ella, ahora sé que se siente y nunca más voy a volver a pasar por eso

a continuación se lanzó al cuello de su tío y le dió un enorme abrazo y un beso en la mejilla.

- Será mejor que descanses un poco antes de que regresen tus papás - le dijo, pensando como iba a explicarles que ella no podría sentarse en varios días.

Camila cayó dormida en cuanto tocó la almohada. varias horas más tarde al llegar sus padre le pidieron que bajara a la sala.

Al llegar a la sala, ella tuvo buen cuidado de permanecer de pié y no sentarse para que no se notara demasiado lo que había sucedido.

- Camila - empezó su papá, tu mamá y yo hemos estado pensando

-Y hemos decidido que ya que vamos a quedarnos a vivir aquí hay algunas cosas que debes aprender - continuó su mamá.

En ese momento su mamá sacó un paquete y colocó el contenido sobre la mesa. eran seis faldas de diferentes colores, completamente nuevas.