domingo, 10 de agosto de 2025

ALESSANDRO CASTIGADO 2

María está sentada en la cama y Alessandro sigue en un rincón de su habitación esperando a que lo llamen. Estos minutos lo han llevado a reflexionar sobre muchas cosas: primero, sobre cómo terminó en esta situación, y segundo, sobre por qué su madre tardaba tanto y qué pretendía hacer; pero, por desgracia para él, está a punto de descubrirlo.

María: Ven, vuelve a mi regazo. Alessandro sale del rincón y, sin decir palabra, asume la posición; su madre no pierde tiempo, toma a su hijo con la mano derecha y con la izquierda intenta abrir sus rojas nalgas, logrando vislumbrar el estrecho y rosado agujerito de Alessandro, quien, si antes estaba rojo de vergüenza, ahora está morado y aún más humillado que antes.

María intenta aprovechar este momento porque el culo de Alessandro está menos rígido y con la delicadeza de una madre coloca el trocito de jengibre sobre el agujerito, frotándolo unos segundos y ejerciendo poca presión.

Alessandro ahora está más asustado que antes y aún no ha entendido qué es lo que acaricia su tierno agujerito, así que aprieta el culo con todas sus fuerzas, recibiendo una bofetada. Alessandro: ¿Qué cojones haces? ¿Qué es eso que tienes en la mano? ¿Estás loca? Y entonces María: Este es un trocito de jengibre que he pelado y mide poco más de 4 cm. Lo que iba a hacerte se llama comúnmente la práctica del figging, que se utilizaba antiguamente para diversos castigos corporales ya que el jengibre tiene jugos que, al entrar en contacto con la cavidad anal, provocan una terrible sensación de ardor.

Alessandro: ¿Y quieres usarlo conmigo? ¿Por qué estás loca? No me basta con que me castiguen como a un niño, y ahora esta cosa ni siquiera existe. No voy a dejar que me metan un pedacito de jengibre en el culo.

 María: No montes un escándalo. Me da igual lo que digas. Esto te lo meteré por el culo, aunque intentes resistirte. Acepta tu castigo como un hombre.

Mientras discutían, suena el intercomunicador y María se ve obligada a bajar las armas, al menos por ahora, mientras Alessandro permanece en su habitación, buscando una salida, quizás esperando la llegada de su padre. Pero no sabe que su madre acaba de abrirle la puerta a su hermana Giulia, quien, al verlo desnudo y con el culo rojo, se echa a reír y empieza a burlarse de él. María aprovecha la situación y le pide ayuda a Giulia para intentar sujetar a Alessandro e introducirle el jengibre. María le ordena a su hijo que se ponga a cuatro patas en la cama. Alessandro se niega inicialmente, pero tras algunas amenazas y azotes, asume la posición a regañadientes, así que su hermana interviene y se aparta de la cara de Alessandro, sujetándole la cabeza y obligándole a levantar el trasero.

María: Giulia, ayúdame, sujétalo, siéntate sobre su cabeza y ábrele el culo con ambas manos para que pueda meterle esto. Giulia: ¡Dios mío! No puedo creerlo, por fin has entendido que necesita un castigo de verdad, además de los azotes de siempre. Ahora que hablamos, por fin recibirá su merecido.

Alessandro intenta resistirse, retorciéndose como solía hacerlo cuando su madre estaba sola, pero es demasiado tarde porque dos personas lo sujetan y no puede escapar del agarre de su hermana. Ella coloca ambas manos sobre el culo rojo de Alessandro y, con un movimiento brusco, le separa las nalgas, revelando el tesoro que han estado escondiendo. Giulia: ¡ Mira, mira lo que tiene aquí! Dos nalguitas calientes esconden un agujerito apretado que está a punto de ser castigado. Debiste haber sido un niño muy travieso para merecer este castigo. Qué lástima que no pueda sacarte una foto ahora.

Mientras tanto, María ha sacado el jengibre del cuenco y, casi sin previo aviso, también ella, con un gesto amable y brusco, se lo mete en el culo. Alessandro suelta un gritito y le aprieta el culo con fuerza.

Al principio siente una sensación extraña, casi fresca, y después de unos segundos, empieza a sentir ardor. Alessandro permanece allí sufriendo unos minutos y le ruega a su madre que le quite ese molesto tapón del ano, pero obtiene el efecto contrario: su madre y su hermana casi juegan a azotarlo con las manos desnudas y a tocar el jengibre, provocando aún más ardor en el estrecho agujero de Alessandro, quien, ya sin fuerzas, intenta soportar el dolor sin hacer demasiado ruido.

Tras diez minutos jugando con el pelirrojo, su madre le saca el trocito del culo, lo tira a la basura y le dice que su castigo ha terminado. Así que Alessandro se pone en posición fetal en la cama, desnudo, con el culito rojo y el agujero ardiendo como un demonio, llorando como un niño desesperado. Su madre vuelve a la cocina a preparar la cena, mientras su hermana, aprovechando el momento, le saca una foto a escondidas en la puerta y se va a su habitación, completamente satisfecha...


ALESSANDRO CASTIGADO 1


Es martes por la tarde cuando Alessandro, un chico de doce, regresa a casa después de una hora y media de entrenamiento de la escuela de fútbol. Alessandro es el típico chico modelo: alto, rubio, de ojos azules. En la escuela no es un genio, pero se las arregla para obtener buenas calificaciones en todas las materias y es muy querido por muchas chicas de su edad que pueden apreciar su belleza. Alessandro vive con su
madre María (49), su padre Lorenzo (52) y su hermana mayor Giulia, que es un poco mayor que él. Recientemente cumplió catorce años. Alessandro se presenta ante todas las personas que no forman parte de su familia como un chico amable y bien educado que nunca se metería en problemas; pero si le preguntas a sus padres, responderán que todo es gracias a la disciplina y los castigos que sufre cuando hace algo que no debería hacer. Sus padres comenzaron a azotarlo cuando tenía ocho años y ahora que tiene doce y tiene que recibir una paliza se queja con sus padres diciendo que ya es demasiado mayor para este tipo de castigo pero sus padres le repiten que mientras viva bajo su casa tendrá que someterse a sus reglas;

A Alessandro le parece muy injusto, sobre todo porque es el único castigado así. Su hermana, aunque se mete en muchos menos líos, la castigan cuando hace algo mal y no puede salir durante una o dos semanas. Por desgracia para él, Alessandro es tan guapo como se mete en líos, lo que le causa mucho dolor. Su hermana lo sabe bien y disfruta metiéndolo en líos.

Así que, en cuanto Alessandro llega a casa, deja su mochila en el suelo, abre la ducha y, mientras espera a que se caliente, saca su ropa de la habitación, la lleva al baño y se prepara para ducharse, feliz y relajado, sin darse cuenta de lo que está a punto de ocurrir. Pasa media hora y Alessandro se ha secado, se ha cambiado y ahora está en su habitación jugando videojuegos.

Mientras juega, oye que se abre la puerta. Es su madre, que acaba de volver de la compra. Alessandro sigue jugando hasta que su madre irrumpe en su habitación. "¿ Tienes que decirme algo?", exclama su madre con tono amenazante. " No he hecho nada ", responde Alessandro, pero su madre continúa. " Encontré a tu profesora de matemáticas en el supermercado y me dijo que el examen que hiciste la semana pasada te fue muy mal... ¿Piensas seguir así? Solo piensas en el fútbol y en esos videojuegos tontos, pero nunca piensas en estudiar". Todavía no hemos llegado a ese punto. Suspira y continúa: " Ya no sé qué hacer contigo después de todos los sacrificios que tu padre y yo hacemos para que estudies ". Alessandro continúa. El examen fue muy difícil y pocos en la clase lo aprobaron. Su madre: "¿Y qué haces? Te vas a casa y sigues jugando en lugar de estudiar. No tengo ni que decírtelo. Ya sabes lo que te espera esta noche cuando tu padre llegue a casa".

Entonces Alessandro: Vamos, mamá, no hace falta que se lo digas a papá. Su madre : Tienes razón, no hace falta esperar. Papá, levántate y quítate la camisa y los pantalones, date prisa, no me hagas repetirlo. Alessandro: No, vamos, no quería decir eso ; su madre le da una palmadita en el trasero para que se mueva y Alessandro se quita la ropa, quedándose en ropa interior. Mientras tanto, su madre ha cogido el cepillo del armario del baño y se ha sentado en la cama, invitando a Alessandro a subirse a su regazo.

Así que su madre empieza a azotarlo con la mano desnuda en sus calzoncillos. Pasan unos diez minutos y no parece surtir mucho efecto, pero su madre tiene un as bajo la manga: esos quince minutos con la mano fueron solo un calentamiento. Tras darse cuenta de que no había surtido efecto, María le baja los calzoncillos a su hijo, sintiendo una emoción única, porque, aunque es su madre, no le había visto el trasero desde que era un bebé y le cambió el pañal después de pasar unos minutos masajeando las nalgas rosadas de Alessandro.

María vuelve en sí y continúa con el castigo, pero esta vez con el cepillo, el mismo que usa su padre cuando tiene que azotarlo. Entonces María carga el brazo y da el primer golpe en la nalga derecha de su hijo. ¡AZOTE!, dejando también la primera marca roja real en el pobre culito, pero Alessandro no se resiste demasiado y solo deja escapar algunos gemidos ante la desagradable sensación, así que su madre continúa ¡AZOTE! ¡AZOTE! ¡AZOTE!, lloviendo golpes en el trasero de Alessandro, que para entonces, después de otros diez minutos, se ha puesto rojo.

Su madre entonces se detiene y admira su trabajo y piensa que tal vez no fui lo suficientemente duro al final no pateó mucho no luchó no gritó no lloró solo derramó algunas lágrimas y mostró su cara roja por la vergonzosa situación no es bueno se necesita más tengo que hacerle entender que yo también puedo ser estricto mientras tanto Alessandro está casi relajado pensando que lo peor ya pasó pero no sabe lo que está por pasar.

María: Levántate, sécate la cara y ve al rincón hasta que llegue a llamarte . María sale de la habitación y Alessandro se pone en posición.

María regresa a la cocina donde dejó las bolsas de la compra y toma un pequeño trozo de jengibre, lo pela y lo corta en forma similar a la de un tapón anal, luego toma un pequeño recipiente, lo llena con un poco de agua y sumerge el jengibre en él y muy tranquilamente regresa al dormitorio de su hijo.


ALMACÉN DE AZOTES



Al dirigirse hacia el almacén, Pilar vio una chica de unos 19 años, de cabello negro trigueña, que iba con las manos en la cabeza, los pantalones y los panties en las rodillas, la camiseta levantada y ajustada detrás del cuello y la mama propinándole nalgadas mientras la llevaba hacia el almacen

-mamá oowwww, espera ayyyy, no no no auuuuuu, podemos hablar ayyyyyy así no, así no auuuu - decía la chica, con cada nalgada su cadera se hacía hacia adelante, dejando ver todo su vello pubico, y además la camiseta levantada permitía ver su brassiere, eso sumado a que la posición de los pantalones no le permitía caminar rápidamente hacia de esa marcha de la vergüenza una experiencia más larga y humillante para la chica.

El ver una chica tan grande en esa situación, le hizo pensar a pilar acerca de todo el tiempo que aun le quedaba antes de poder evitar un día como aquel nuevamente.

Al llegar a la entrada del almacén, se detuvieron, pues había un cartel que decía:

*Estimados clientes:
Con el fin de mantener un control sobre la disciplina y el orden en las instalaciones, todas las personas dentro del rango de edad, deben permanecer desnudas. Los guardias de seguridad tienen correas de castigo, como mecanismo de control para lidiar con cualquier persona dentro del rango de edad que cause disturbios a otros clientes y no sea efectivamente controlada por su acompañante adulto. Gracias por su comprensión.*

señalando el cartel mamá le dijo a Pilar - Jovencita, desnúdese- Ella quedó tan sorprendida que no atinó a moverse.

Plassss plasssss plassssssss plasssss - las nalgadas de su papá la despertaron, ayyyyyyyyyyy auuuu ssssssiiiiii seeeñoooooorraaaaaa.

Inmediatamente se quito la falda de azotes y la blusa, poniéndolas dobladas en el suelo a sus pies. quedando sólo en brassiere, medias y zapatos.

- ¿que parte de desnuda no entendió? - le dijo su mamá. Ella se quitó entonces la ropa que le quedaba y se la entregó a su mamá, tratando de cubrirse mientas lo hacía. Plasss plasss dos nalgadas de su papá y la orden, - manos a los lados no se cubra jovencita -

Papa la tomo de un brazo y la llevó a palmadas en las nalgas hasta el mostrador donde se guardaba la ropa.

Pilar estaba sorprendida de la cantidad de chicos y chicas de todas las edades, pero particularmente la cantidad de chicos grandes que habían allí ese día. 

Ella no imaginaba ver tantas chicas con los pechos bien desarrollados y las caderas redondas y tantos chicos tan... desnudos.

Al empezar a caminar dentro del almacén, de repente una chica de unos 18 años, algo pasada de peso, con unos pechos más bien pequeños se acercó a su mamá.

- Disculpe señora - dijo

- Si jovencita dígame-

- Mi mamá manda a preguntarle, si me podría dar unos azotes por mis malas calificaciones en la universidad, con esto - dijo, extendiéndole una correa de castigo de cuero, terminada en dos colas

- Con mucho gusto - respondió mamá tomando por el brazo a la chica y haciéndola girar para empezar a descargar uno tras otro una serie de 20 correazos en las nalgas, aunque al estar desnuda y con la mamá tan cerca, la mama de pilar podía darle cualquier numero de azotes, decidió dejarlo en los 20 reglamentarios.

La chica brincaba, se revolvía y se retorcía, tratando de esquivar como mejor podía los correazos, aunque, por supuesto sin ningún éxito.

Cuando la soltó, la chica puso de inmediato las manos en sus nalgas comenzó a sobarse enérgicamente, y a llorar y gritar. luego recibió la correa, dio las gracias y regresó con su mamá.

- Esa correa parece muy útil, deberíamos ir a ver que hay en la sección de cueros - Dijo mamá encabezando la marcha. 

Mientras se dirigían allí, vieron a un chico de unos 11 años de cabello rubio corto, saltando y cogiéndose la cola, mientras una mujer lo miraba con un cepillo negro en la mano y una expresión de satisfacción en el rostro.

Al llegar a la sección de cueros vieron a chicas de diferentes edades, sobándose y saltando alrededor, del "ensayo" de los instrumentos. 

-muy bien jovencita, escoja una y me la trae a ver si funciona - dijo la mamá a Pilar.

Esta era una tarea difícil, pues si era una muy suave, ella, lo ensayaría y le haría traer otro y otro, pero si era muy duro, la que sufriría sería su cola. Finalmente tuvo una idea y fue a buscar la misma que había utilizado su mamá con la chica un par de minutos antes. Ese, casi seguro, era el que estaba buscando.

Su mama tomó la correa, luego tomo a Pilar por el brazo la hizo girar y CRACKKKKKKKK le asestó un fuerte correazo en las nalgas, haciendo que su cadera saliera hacia adelante, y sus manos volaran de inmediato a cubrir el ardor del correazo con un AAAAYYYYYYYYYY

- Si, parece que esta servirá, dijo su mamá - Pilar no quería ni siquiera imaginarse lo que se sentiría una paliza completa con esa correa, pero tenía el presentimiento de que lo sabría antes de terminar el día.

- creo que nos hace falta una buena palmenta de madera - dijo su papá, y la guió para ir hacia la sección de instrumentos de madera. Al salir de la sección de cueros, vieron a un chico de unos 17 años con las manos en la cabeza, que iba entrando mientras su mamá lo "animaba" con una correa de cuero corta. A Pilar le resultó extrañamente familiar.

Durante el camino, inició una exhibición de uno de los nuevos productos del almacén y ellos se acercaron a mirar.

- ¿No esta cansado de que el uso de su mano no sea suficiente para disciplinar a sus hijos? ¿porque, si son ellos los que están siendo castigados debería dolerle a usted la mano?, ¿no le parece incómodo y complicado cargar pesadas piezas de madera o correas largas encima para poder realizar el castigo en cualquier momento?, con este nuevo accesorio usted dispondrá de toda la efectividad de una palmeta y la sencillez de su propia mano, portátil ligero y entrega una lección que no olvidarán fácilmente, estamos hablando del azotamático -

En ese momento, el vendedor sacó un pequeño paddle de madera sin mango, con la silueta de una mano, y con unas correas ajustables pegadas en la parte posterior.

- Este pequeño instrumento tiene todas las ventajas de una herramienta disciplinaria ideal. y para demostrarlo tenemos aqui a nuestra modelo Katy -

en ese momento una chica alta de cabello rubio, con unos pechos bien formados, un cuerpo curvilíneo y ojos cafés salio, completamente desnuda al escenario.

- Katy tiene 20 años, justo al límite del rango, y la hemos traído hoy aquí, para que ustedes puedan ver que aún los chicos grandes no pueden resistir las capacidad de persuasión del azotamático.- dijo el vendedor y tomando a katy por el brazo continuó.

- el azotamático es muy funcional, no tiene porque molestarse en rituales o hacerlos asumir ninguna posición en particular-

con esto empezó a descargar azotes con la mano cubierta con el instrumento en las nalgas de la chica quien casi de inmediato comenzó a saltar hacia adelante, ayyyy auuuuu ayyyyyyyy noooo

- O también puede utilizar posiciones más tradicionales - en este momento un asistente trajo una silla al centro del escenario donde el vendedor se sentó y con una señal hizo que Katy se acercara.

al esta dar la vuelta para dirigirse a él quedaron expuestas al publico un par de nalgas redondas y levantadas que ya mostraban, con tan sólo cuatro nalgadas un par de círculos rojos en el centro.

ella se colocó sobre las rodillas del vendedor y este continuó su demostración. - puede usarse un estilo tradicional y directo - con ello empezó a descargar nalgadas sobre el pobre trasero de katy, que se revolvía y gritaba con más fuerza cada vez, pataleando sobre las rodillas de aquel vendedor.

- O también con un estilo inglés - y entonces comenzó a descargar las nalgadas en una forma de arco, yendo de abajo hacia arriba, lo que hizo que los gritos de la chica incrementaran considerablemente en intensidad.

- y si quieren que la lección se recuerde por varios días, simplemente deben apuntar al sitio adecuado - Entonces comenzó a descargar los azotes en el punto donde las nalgas y los muslos se unen, el sitio preciso en que se apoyan las nalgas al sentarse.

Con esto, la chica comenzó a llorar en un solo quejido largo, prometiendo lo que fuera para que se detuviera, en un punto su energía y su resistencia se agotaron y simplemente se quedó allí, acoatada, llorando sin moverse o protestar más.

- Como ven, aún una chica en el límite de edad, no es rival para las habilidades de "persuación" del Azotamático. - dijo, y le hizo una señal para que se levantara haciéndola darse vuelta para mostrar la cola, la chica, sólo se dejaba llevar sin energía para ninguna clase de resistencia nadicional.

Sus nalgas estaban de un rojo carmesí y se veían dos grandes moretones en el sitio exacto que usaba para sentarse, así como varios más al rededor, se notaba que el vendedor era un experto azotador.

- Como promoción adicional, les entregaremos este maravilloso cojín de reflexión - en ese instante un ayudante le alcanzó un cojín para mostrarlo - este maravillosos cojón, viene con una superficie plastica dura de la mayor calidad decorada con una serie de pirámides de un Cm de lado y uno de alto que están especialmente diseñadas para que el tiempo de reflexión en el rincón sea lo más efectivo posible-

Procedió entonces a colocar el cojín en la silla donde había estado sentado y luego guió a Katy para que se sentara en él

El grito de la chica al colocar su cola en el cojín se escuchó hasta el otro lado del almacén, y el intenso dolor renovó su llanto, mientras el vendedor le colocaba las manos en la cabeza y sostenía una mano en su hombro para que no se levantara.

- Toda esta maravilla por un precio que no creerá, llevenlo en nuestra exhibición y consiga un segundo kit en color negro gratis -

Los padres y chicos de la exhibición (incluidos pilar y sus padres) comenzaron a hacer fila para comprar.

Una vez papá tenía los kits en la mano dijo, creo que es hora de ir al área de prueba y luego irnos, hay cosas que hacer y mañana debemos llevar esta jovencita al colegio para que responda por sus faltas a clase.

Eso provocó que una silenciosa lágrima resbalara por la mejilla de Pilar, de sólo pensar lo que pasaría en la escuela al día siguiente.

Al llegar a la zona de pruebas, encontraron casi de inmediato un asiento disponible, papá se sentó en él y le hizo una señal a Pilar para que se colocara en sus rodillas, lo cual ella hizo sin rpotestar, pues no quería empeorar la situación incluso más de lo que ya estaba.

la larga cabellera roja de pilar caía frente a ella, mientras sus nalgas quedaban bien levantadas a disposición de su papá para el castigo, al ser su piel tam blanca por naturaleza, las marcas de las diferentes pelas del día resultaban muy evidentes, y ya se notaban los inicios de moretones en ellas.

Papá se colocó el azotamático en la mano, la levantó y le asestó la primera de muchas nalgadas en la cola a Pilar. Plasssss. Ayyyyy nooo por favooorrrrrr, fue la reacción desde la primera nalgada de Pilar, a las 5 nalgadas estaba prometiendo buen comportamiento eterno y a las diez ya lloraba pataleaba y se revolvía como una chiquilla de 5 años.

Papá no se detuvo hasta mucho después de eso, y ella ya sentía que la cola debía estar absolutamente hinchada. La dejó levantar y por una vez, Pilar no tenía energía suficiente para bailar solo para llorar y sobarse suavemente la cola.

Entonces mamá tomó la correa que habían comprado y le dijo a Pilar - inclínese sobre la silla jovencita - Pilar cayó de rodillas - Mamá por favor nooo, no más, me duele mucho mi cola, por favor no mas azotes ya aprendiii- sin embargo su mamá respondió - Obedezca!!

Así que Pilar resignada obedeció la orden y se inclinó sobre el respaldo de la silla, poniendo sus manos en el asiento y esperando la nueva tanda de castigo.

Crackkkk Crackkkkkk Carckkkkkk, los correazos cayeron uno tras otro en las pobres nalguitas de pilar que se sacudía y lloraba, pero, para ser justos, logró recibir el castigo sin soltar el asiento ni levantarse.

Cuando su mamá le dio permiso de levantarse, las piernas le temblaban y casi no podía sostenerse por el dolor que sentía en las piernas.

Entonces su papá la tomo del brazo y comenzó a guiarla hacia el sitio donde habían dejado la ropa al entrar para recogerla. al pasar Pilar notó a la misma chica que habían visto entrando al almacén, acostada boca abajo sobre las rodillas de su mamá con las marcas claras de una vara en sus nalgas y a su mamá con el azotamático en la mano, mientras la chica llorando le decía, - mamá por favor, te prometo obedecerte en todo, no volveré a verlo, por favor no me pegues con eso- , pero la única respuesta de su mamá fue descargar una lluvia de azotes sobre su marcado trasero, mientras ella lloraba y gritaba a todo pulmón.  

luego de estar vestida, nuevamente en su falda verde, Pilar y sus papás salieron hacia el auto, su papá aún con el azotamático en la mano por si era necesario dar algún incentivo.

Al llegar al auto su papá le dijo, un momento y sacó el cojín de reflexión del empaque colocándolo en el asiento del auto. así tendrás en que pensar mientras llegamos a casa.

Pilar no estaba ni de lejos preparada para el dolor que sintió cuando sus maltratadas nalguitas conectaron con ese cojín, brincó y gritó al primer contacto, igual que cada vez que el auto se movía o brincaba en cualquier alteración del terreno, pero de lo que si estaba segura y se estaba jurando a sí misma era que nunca pero NUNCA más faltaría a clase.


AZOTES EN EL CENTRO COMERCIAL



La impresión de ver las faldas de azotes sobre la mesa era tan grande, que sus manos no se separaban de sus nalgas, sólo podía pensar en lo que estaba por sucederle.

- Mamá, por favor no, es demasiado vergonzoso, yo me voy a portar mejor lo prometo - dijo Pilar. Y la imagen de la chica de la falda de azotes con la cola toda marcada llegó de inmediato a su mente haciéndole llenar los ojos de lágrimas.

- Nada de eso jovencita, usted cree que puede hacer lo que le da la gana pero hoy se va a dar cuenta de que no es así. Quítese la falda y los calzones y póngase la falda verde.

- Pilar empezó a temblar, las faldas se clasificaban según el grado de castigo. La blanca era sólo para usar la mano con un máximo de 30 nalgadas, la azul clara permitía el uso de cepillo o chancla hasta 35 azotes, la azul oscura, el uso de instrumentos de cuero cortos o palmetas de cuero hasta 40 azotes, la verde permitía el uso de cinturones o correas de castigo (en ingles straps o tawses) hasta 45 azotes, la rosada permitía el uso de palmetas de madera o varas de arboles hasta 50 azotes y la roja el uso de varas de bambú u otras maderas sin límite de azotes. Todos los límites se aplicaban en presencia de padres o cuidadores, de lo contrario no podía excederse de 20 azotes. además una falda más alta cubría todos los instrumentos anteriores.

La falda verde por lo tanto, significaba que había una gran rango de implementos que los adultos podría usar en ella, y yendo con su mama recibiría tantos azotes que en menos de una hora no podría sentarse en una semana.

- Mamá por favor, no me hagas esto - las lagrimas rodaban por las mejillas de Pilar

- Tiene 3 segundos para ponerse la falda, o la voy a llevar desnuda

Pilar sabía que era posible que su mamá cumpliera la amenaza, no era raro en los chicos y chicas hasta los 10 años tener que salir desnudos a la calle para recibir azotainas; no era común más allá de esa edad pero era perfectamente factible, además ir desnuda (aparte de la obvia humillación) significaba carta abierta en instrumentos y numero de azotes incluso si su mama no estaba cerca, no valía la pena el riesgo.

- Uno... 

Pilar no podía creer lo que sucedía, sus manos parecían negarse a moverse

- Dos...

Al escuchar el segundo número pareció despertar de repente y rápidamente desabrocho su falda y la dejo caer, quitándose a continuación los calzones y tomando la falda verde.

Una vez puesta, la falda escasamente le cubría la parte delantera de la cadera, tapando sus partes privadas y le dejaba por completo las nalgas desnudas. además, al ser tan delgada si llegaba a agacharse, daría una espectáculo increíble a quien estuviera detrás.

plassssss la nalgada de su papá la tomó completamente por sorpresa haciéndola saltar hacia adelante y cubrirse las nalgas con las manos

ayyyyyyy

Ahora jovencita, vamos al carro, tenemos cosas que ir a comprar.

Pilar obedeció, aunque no se imaginaba que podrían ir a comprar con ella en esa falda. De seguro sería sólo una excusa para hacerla pasear por el centro comercial y recibir tantas nalgadas como se pudiera. Era sabido que muchos adultos iban sólo por la oportunidad de tener una chica o chico sobre las rodillas por unos minutos.

El viaje al centro comercial fue terrible al imaginar ella todo el tiempo lo que le sucedería allí, y como el dolor que ya de por sí sentía en su cola aumentaría inmensamente tan sólo después de unos minutos.

Comenzó a recordar la última vez que había ido con unas amigas por unas sodas al centro comercial, en realidad habían ido a ver si encontraban a alguien conocido en ropa de castigo.

Ese día a ella la había sorprendido la cantidad de chicos y chicas que estaban recibiendo castigos, de todas las edades, razas y de todos los tonos de rojo en la cola. Recién entraron, había una chica de unos diez años, de cabello negro con una falda de azotes rosa, a la que un hombre sujetaba por un brazo mientras le descargaba azotes con una correa terminada en dos puntas en sus pobres nalguitas; la chica trataba de correr en círculo al rededor para esquivar los azotes, sin conseguirlo y lloraba prometiendo portarse bien.

El recuerdo de esa chiquilla, le heló el corazón. Y si papá o mamá decidían azotarla así? se moriría de vergüenza de que la vieran "bailando" al son de una correa o cinturón, pero no creía que pudiera evitarlo.      

Al llegar al centro comercial, luego de estacionar, mamá giró en su asiento para decirle

- Bueno María del Pilar, vamos a entrar y usted va a recibir el castigo que se merece, pero si me hace la vida difícil, si no colabora o me desobedece, la voy a desnudar en frente de todos y voy a dejar que la azoten todos los que lleven una vara en la mano entendido? 

Un escalofrío recorrió la espalda de pilar, miro a mamá a los ojos y simplemente dijo - Sí señora.

Al bajar del auto, su primer reflejo fue cubrirse las nalgas con las manos, pues el viento la hacía muy consciente de su casi desnudez, sin embargo su papa la tomo del brazo y le dijo.

- Manos a la cabeza jovencita -

Pilar obedeció, entonces sintió como su papa la tomaba del brazo y comenzaba a darle nalgadas mientras la hacia caminar hacia la puerta del centro comercial.

Esto era conocido como la marcha de la vergüenza, solía realizarse en público, especialmente frente a conocidos, para cambiar las actitudes petulantes de los adolescentes, generalmente se realizaba con la castigada completamente desnuda, aunque se utilizaba mucho también con las faldas / shorts de menor severidad.

Para cuando entraron al centro comercial, ella ya iba bailando del dolor en sus nalguitas, saltando hacia adelante con cada nalgada y retorciéndose como tratando de escapar del castigo.

lo primero que vieron fue un chico de unos 15 años inclinado con las manos en las rodillas, con un short de azotes rosado recibiendo unos tablazos de un hombre. Con cada tablazo el chico dejaba escapar un grito y hacia ademán de levantarse aunque no perdía la posición, A juzgar por el color de sus nalgas, ya llevaba algún tiempo ahí. Pilar no pudo evitar pensar, que a pesar del color, el chico tenía un lindo trasero.       


Sus padres pararon en una encrucijada de los pasillos del centro comercial.

- Creo que deberíamos ir a la plaza verde dijo mamá - 

En los centros comerciales habilitados para jóvenes (los había también donde nadie dentro del rango de edad podía ingresar, para que los adultos pudieran estar tranquilos) había plazas especiales para castigar, cada una con el color de una falda de azotes, de manera que allí los padres pudieran encontrarse e intercambiar dentro del mismo rango. Sin embargo, esto podía hacerse en cualquier lugar y en cualquier momento

Papá estuvo de acuerdo así que comenzaron a dirigirse hacia la plaza. por todos lados había chicos y chicas de diversas edades recibiendo azotes con la mano o con una variedad de instrumentos. En algunos lugares específicos de los pasillos, se podía ver a chicos y chicas con las nalgas al aire y las manos en la cabeza, mirando a la pared mientras sus padres o cuidadores hacían alguna otra cosa. Era la única forma de dejarlos solos sin que nadie mas los azotara.  

Al llegar a la plaza verde, todos los chicos y chicas tenían ropa de azotes verdes y se podían ver muchos cinturones, correas de castigo, cepillos e incluso algunas chanclas siendo aplicadas simultáneamente en muchas diferentes colas de distintas edades formas y tamaños.

Cuando entraron a la plaza, papá vio algo y llevó a pilar hasta donde un hombre de piel negra estaba parado, aparentemente esperando.

- ¿Le importaría intercambiar? - le preguntó al hombre. éste miro de arriba abajo a Pilar y con una sonrisa le dijo, - Por supuesto, que trajo? - papá le mostró un cinturón y el hombre le mostró una correa ancha con agujeros.

A partir de allí, papá se llevó a un lado a la chica mientras el hombre se quedaba con pilar.

- Por que la pusieron en la falda de castigo?

- Por escaparme de clase

- Es increíble ustedes como son hoy en día. dese vuelta e inclínese con las manos en las rodillas

Pilar obedeció, a sabiendas del espectáculo que estaba dando en esa posición.

- Separe más las piernas - le dijo el hombre

Pilar lo hizo, y sintió como sus mejillas se ponían de un rojo mas subido del que su cola ya tenía.

El hombre se tomó su tiempo antes de empezar, observando el espectáculo y permitiendo que pilar sintiera el miedo de la anticipación.

De repente, Pilar sintió el primer golpe de la correa CRACKKKKKKKK

Ella nunca había sido azotada con una correa como aquella, y en su cola ya de por sí castigada, el dolor fue como si le hubieran puesto un hierro caliente, el ardor era increíble y su cuerpo, sin poder ella evitarlo se levantó de la posición llevándose las manos a la cola y saltando

NNNNOOOOOOOOOOOOOO, BWAAAAAAAA

- Vuelva a su posición jovencita!!! - fue la orden del hombre que ella se apresuró a obedecer.

Uno tras otro los golpes cayeron en el pobre trasero de Pilar, que estaba llorando y gritando, esforzándose por no levantarse, hasta que el hombre se detuvo.

Ella entonces se levantó de la posición llevando sus manos a su pobre cola adolorida levantando las rodillas alternativamente en el mismo puesto mientras lloraba desconsolada, tratando de alejar el dolor de su cola.

- ¿Como se dice jovencita? - fué la pregunta de su mamá

- Gracias por el castigooooo, respondió pilar mientras trataba de contener el llanto.

Una práctica común, sobre todo con los adolescentes era hacerles agradecer por el castigo, de forma que se le bajaban las actitudes rebeldes.

Entre tanto, papá estaba "atendiendo" a la otra chica. Ésta tenía unos 15 años, de piel negra con una camiseta blanca, unos pechos no tan grandes, pero una cola redonda y parada que ya mostraba las marcas de varias sesiones de castigo ese día. 

Él nunca había castigado a una chica negra y tenía curiosidad por ver el resultado. así que inició por la pregunta obvia. 

- Quien la puso en falda de castigo?

- Mi tío

- Porque?

-Por robarme el auto para irme de fiesta

El papá de Pilar entonces la tomo del brazo y le asestó algunas nalgadas plass plass plasss

- Esta loca? sabe lo que pudo pasarle? plass plass plasss

- Ella se retorcía en su agarre y solo podía decir SSSSIIIII SEÑOOORRRR

El papá de Pilar la llevó hasta una silla y la hizo reclinarse sobre la misma

- Más vale que no se levante entendido?

- s..si señor - dijo la chica

Él levanto el cinturón y comenzó a descargarle un azote tras otro y tras otro con fuerza mientras veía como el cinturón se le marcaba en las nalgas, dejando marcas blancas, en lugar de rojas, mientras la chica pataleaba y se esforzaba por mantenerse inclinada en la silla gritando por los correazos.

Cuando le permitió levantarse ella lazó las manos a sus nalgas y en el último momento se arrepintió de tocarlas apretó los puños a los lados y sólo pateó el suele con fuerza con una pierna a la vez. 

Él la miró sorprendido y fue cuando el otro hombre se acercó y le dijo: -tiene prohibido sobarse so pena de perder la ropa el resto del día.

Eso por supuesto explicaba la reacción de la chica. Mientras pilar seguía haciendo su baile, el empezó a buscar otro posible intercambio.

En ese momento, mamá se presentó con un chico en un short de castigo verde. Cuando Pilar lo vio, sintió como su rostro se ponía incluso más rojo de lo que estaba si eso era posible. Ella no hacía mucho que había empezado a interesarse en los chicos, y este era, con mucho, el más lindo de su clase, y además parecía que ella también le gustaba a él. Ahora estaba viéndola, con la cara llena de lágrimas y bailando en su falda de azotes que, con todo el movimiento no dejaba mucho a la imaginación.

Por supuesto, en ese momento de vergüenza, no pensó en el hecho de que él se encontraba en la misma situación, con sus nalgas coloradas y a punto de ser azotado por la mama de la chica que le gustaba. 

Detrás de su mamá, quien traía un cepillo en la mano, venía caminando el papá del chico, un hombre alto, de hombros anchos y grandes manos, que portaba en su mano derecha una chancla con suela de cuero.

Pilar no podía creer que luego de semejante paliza, aún fuera a recibir otra más, su cola no podría recibir más azotes, pensaba ella, y ni pensar en una chancla como esa.

Sin embargo su mamá le dijo al hombre. - Ahí esta ella, por favor proceda - el hombre tomó a pilar del brazo y sin decir nada se sentó en la silla que Papá Había usado con la otra chica y la pus en sus rodillas.

Frente a él se sentó su mamá y puso al chico también en sus rodillas. Casi como si se hubieran puesto de acuerdo, ambos empezaron la azotaina al tiempo.

El chico, muy a su pesar y con la vergüenza de estar siendo castigado por una mujer, además la mamá de la chica a la que estaba tratando de acercarse, empezó a llorar casi de inmediato. Ya llevaba bastante rato en la plaza y había recibido dos correas, un cinturón y la chancla de su papá, y este cepillo, dolía como un demonio, además, la mamá de Pilar asestaba la mayoría de los azotes en donde las nalgas de unían con las piernas. Así que no pasó mucho antes de que empezara a llorar y patalear como si tuviera 5 años y a suplicar perdón.

Simultáneamente, Pilar estaba sintiendo que su cola se hinchaba conforme la paliza avanzaba, estaba segura de que nunca podría volver a ponerse un pantalón y sentarse estaba fuera de cualquier esperanza, lloraba y pataleaba, tratando de esquivar los azotes. La chancla caía feroz sobre sus pobres nalguitas y parecía que llevaba años allí aunque fueron escasamente un par de minutos.

Al terminar, ambos se levantaron y comenzaron a bailar, Pilar con sus manos agarrando su cola y levantando las rodillas y Andrés (el chico) agarrando sus nalgas con la cadera adelante dando pequeños saltos con ambos pies y girando al rededor. Un espectáculo para no perderse. 

- Muy bien, creo que es hora de iniciar las compras - Dijo mamá llevando a Pilar aun llorando por el brazo, cuando comenzaba a calmarse lo suficiente para ver se dio cuenta a donde se dirigían 

"Disciplina Total: El mejor sitio para ayudar a controlar los problemas de comportamiento" decía el aviso, era uno de los mayores almacenes especializados en azotes de la ciudad. 

Los ojos de pilar comenzaron de nuevo a llenarse de lágrimas