sábado, 11 de septiembre de 2021
Mi abuelo materno CAP 10
EL ABUELO MATERNO CAP. 10
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Habían pasado varios días desde su última pesadilla, no es que fuera exactamente una pesadilla para Sonia, pero era mayor que su prima Susana y ya no digamos de la hija de está. Desde luego aquellos días en los que su tía Ingrid la había hecho dormir con pañales, para Sonia fue algo peor que un mal sueño. Desde luego la lección la había aprendido, llevaba días sin ser regañada o tener que esperar a su tía que subiera a cambiarla como a una bebe. Los últimos días ya podía vestirse por sí misma, eso para ella era algo que había deseado desde hacía días poder hacerlo, a sus casi treinta y tres años por fin se podía poner unas braguitas por sí misma. Desde luego era toda una novedad, teniendo en cuenta en esos días que no se podía vestir, y ni tan siquiera poder bañarse ella sola. Recordarlo aun la hacía ruborizarse, sobre todo cuando su tío, estaba presente en la habitación, algo que aunque fueron pocas veces, era algo que tenía grabado a fuego en su cerebro. Por suerte ya había dejado atrás aquellos días.
Aunque aún tenía que llevar aquellos conjuntos o vestidos que apenas le cubrían sus braguitas, pero eso en parte era lo de menos para ella. Incluso el hecho de ir por la casa sin llevar falda e ir únicamente con una corta blusa y braguitas, para ella eso no le producía vergüenza ajena, eran sus tíos, para ella era como estar en casa con sus papas. A pesar de tener treinta y dos años, cerca de cumplir los treinta y tres. No sentía ningún pudor el ir únicamente en braguitas por la casa. No era lo mismo cuando por las perneras de sus braguitas, se apreciaba la rojez de sus nalgas, al no cubrir la prenda íntima esas zonas, por haber recibido una azotaina a manos por su tío o su tía. Por fortuna llevaba días sin ser castigada, y aunque llevase un vestido corto de color verde, y bajo este, únicamente unas braguitas blancas de algodón. No sentía vergüenza por ello, todo lo contrario, se sentía como cuando era una chiquilla, de alguna manera que no llegaba a comprender con certeza como podía gustarle el ir vestida de tal guisa. Pero la verdad, se sentía muy cómoda vestida así.
Otro dilema era cuando tenía que ir al pueblo, entonces si sentía vergüenza, pero por fortuna eso no era algo que pasase muy a menudo. Por suerte, a pesar de tener treinta y dos años, el ir vestida de esa manera y en compañía de sus primas, parecían unas jovencitas. En el pueblo conocían bien a sus primas, pero en cambio a ella apenas la conocían, el ir vestida como una chiquilla, así como su rostro juvenil al igual que su estatura, se parecía más a una chiquilla que a una mujer adulta. Es lo que puede suponer el ir vestida de una manera u otra, la apariencia cambia en si misma Su cuerpo poco desarrollado la ayudaba en ese sentido, aunque sus curvas eran más de mujer que de una chiquilla, así como su trasero esbelto y respingón lo hacían resaltar de manera evidente, a pesar de llevar un vestido, era uno de esos los motivos de que sus braguitas fueran más visibles, ya que este era proporcionado a su cuerpo de mujer. Algo que sucedía al observar a su prima Susana, como también con la pequeña María, la cual en pleno desarrollo de su cuerpo, sus curvas eran las de una mujer, pero era visible su juventud de adolescente. Si les fuera permitido usar ropa normal, no serían unas jovencitas lo que verían en ellas. Pero al llevar por obligación aquellos vestidos o faldas tan cortas mostrando sus braguitas era lo que le daba ese aire o esa apariencia de niñas. Por lo que la incomodidad solo era mayor cuando estaba en presencia de amistades de sus tíos, ya que estos si sabían la edad de la sobrina, así como que era profesora en la universidad. Algo que la hacía ruborizarse y sentirse incomoda cuando escuchaba que hablaban de ella. Sobre todo su vergüenza era mayor cuando sus tíos comentaban que la habían dado una azotaina sobre las rodillas con la mano, o cuando escuchaba hablar a su tía que iba a quitarse la zapatilla cuando Sonia se mostraba como despistada o que no iba con ella aquella conversación.
En varios días Sonia no había salido de la casa, había estado castigada, pero su buen comportamiento en las dos últimas semanas, se había ganado como premio el poder salir con sus primas, por primera vez en días iban a salir de paseo. A Sonia eso le preocupaba, no le hacia ninguna gracia salir con María. Era problemática, muy problemática. Algo que tanto Sonia como la propia madre de María, Susana. Compartían ese temor, pues María era única metiéndose en problemas y sobre todo meter en problemas a su madre y prima Sonia, era como si disfrutara creándoles dificultades. Como si el escuchar como su mamá era regañada por sus padres, incluso a Sonia, eso fuera algo que la encantaba verlas en serios apuros, y verlas angustiadas y atemorizadas al ir a casa, pues ambas serian castigadas por los abuelos en primer lugar, por ser las mayores. En cambio ella las veces que sucedía algo así, solía librarse de recibir un correctivo, pero tenía la satisfacción de poder observar como su madre y Sonia, recibían la correspondiente azotaina cada una. Por ese motivo tanto Susana, como Sonia reaccionaron cuando su tía Ingrid les dio permiso para salir.
(Sra. Adams) -. Bien chicas!!! Como últimamente os habéis comportado como chicas como es debido, como premio podéis salir al cine, vuestro tío me dijo ayer que hay una película de estreno, que deseáis ver. Así que tenéis permiso para ir a verla, vuestro padre ha dejado dinero para vosotras y para Sonia.
Sonia fue la primera en protestar a su tía…
(Sonia) -. Tía! La pequeña no viene con nosotras! Vamos Susana y yo nada más.
(Sra. Adams) -. Como dices?
(Susana) -. Es que María siempre nos mete en problemas, mamá! Y lo sabes bien… ella le gusta meternos en problemas.
(Sra. Adams) -. Es que no eres su madre, tú? Pues haz que se comporte. Si ella no queréis que vaya con vosotras, no saléis ninguna!!! Cuando vuelva tu padre se lo voy a decir, y no le va a gustar saberlo, queréis iros calientes a la cama? Pues, si no va con vosotras, esta noche vais a dormir con el culo caliente las dos… Vosotras sois suficientemente mayores para saber cuidar de la niña…estamos!!!
(Sonia) -. Es que no la ves… Mira cómo se ríe la mocosa… seguro que ya está pensando en cómo va a meternos en problemas… Jo… no es justo tía…
(Sra. Adams) -. Sonia!!! Quieres ver cómo me saco la zapatilla y te pongo el culo como un tomate?
Sonia dio un pisotón de rabia en el suelo, una rabieta que podía tener consecuencias… siendo imitada por su prima Susana…
(Sra. Adams) -. Ahora vais a ver las dos…
Como por arte de magia, apareció la zapatilla en la mano de su tía Íngrid. Había levantado su pie derecho flexionando la rodilla derecha, levantando hacia atrás el pie, hasta que este quedo a la altura de su mano, solo tuvo que hacer un rápido movimiento y ya tenía su zapatilla de paño con unas flores bordadas, abierta por detrás, por el talón. Era una clásica zapatilla de suela de goma fina muy flexible, la suela era blanda y delgada sin apenas tacón, lo que la hacía más manejable en su mano. No tardando en arrear con fuerza a la más cercana en el culo, por encima de sus bragas blancas de algodón. Le toco recibir en primer lugar a Sonia, sujetada por la mano derecha de su tía por las axila, iba dando azotes sobre el trasero de Sonia, está lejos de poder hacer nada por librarse, daba pequeños saltos dando vueltas alrededor de su tía a cada zapatillazo que recibía en el culo, aunque fuera por encima de sus braguitas, esta ardía lo suyo… La tía soltó a Sonia, la cual siguió dando saltos y sobándose el culo con las dos manos. Susana no corrió con mejor suerte, pues aunque trato de huir, al ver que se le acercaba su madre, tropezó con una de las sillas, la silla quedo situada en medio del salón, con lo cual su madre la aprovecho para sentarse en ella y coger del brazo a su hija, así que la coloco sobre sus rodillas y antes de que Susana quisiera darse cuenta, ya le había bajado sus braguitas blancas de algodón con lunares de colores rojo, verde, azul, amarillo y negro, la corta falda quedo medio levantada, cubriéndole una nalga y la otra al aire, siendo sobre esta, en la que descargo la zapatilla varias veces, antes de levantarle bien el corto vestido azul marino que llevaba puesto, llevándose la peor parte, pues la azotaina fue más larga que la de su prima Sonia.
Sonia sobándose el culo, miraba a su primita María. Está, tenía en sus labios una sonrisa socarrona de oreja a oreja, burlándose de su prima sacándole la lengua y observando como su madre seguía recibiendo la azotaina con la zapatilla sobre las rodillas, con la falda de su vestido azul marino levantada y sus bragas a lunares bajadas. Cuando su Madre la soltó, Susana pudo ponerse en pie, se subió las bragas rápidamente, al tiempo que se sobaba el culo por encima de las braguitas, y miraba con una mirada que le hubiera cruzado la cara de dos bofetadas, a su hija, que continuaba sonriendo socarronamente… En esta ocasión no tuvo que hacer nada, para lograr ver cómo le daba su abuela una azotaina con la zapatilla tanto a su prima, como a su madre…
(Sra. Adams) -. Os vais a llevar a la pequeña, o esperáis que vuelva tu padre!!! Eh! Susana, que vais hacer? Va con vosotras u os quedáis las tres?
De mala gana asintieron las dos con la cabeza, sin dejar de sobarse el trasero. Las dos miraron a María con los ojos despidiendo fuego que la hubiera fulminado en el acto. Pero pronto tuvieron que cambiar aquella mirada, pues su la abuela volvía con el dinero en la mano para que pudieran irse al cine, el cual se lo entregó a la nieta. Las acompaño hasta la puerta, manteniéndose en ella hasta que se alejaron desapareciendo por la curva del camino. No sin dejar de observar a su sobrina e hija, que introduciendo su dedos por las perneras de sus braguitas, las tensaron para tapar así, sus rojos traseros, mientras se alejaban caminando desde la puerta la Sra. Adams, sonreía al ver como se masajeaban el culo la sobrina e hija, la primera Susana, con sus braguitas de algodón con lunares de colores rojo, verde, azul, amarillo y negro. Sonia con unas braguitas de algodón blancas inmaculadas, y la pequeña María mostrando más de lo debido sus braguitas, ya que le gustaba a está el enseñarlas, y se había subido más de lo debido su falda tableada a cuadros escoceses rojos y fondo negro, llevando bajo la falda unas braguitas blancas de algodón con florecillas silvestres en pequeños ramilletes en relieve de color azulado. Esta iba algo rezagada, pues le encantaba poder ver a su madre y prima como se sobaban el trasero recién calentado a buenos zapatillazos.
Al doblar la curva la tía las perdió de vista, pronto llegarían a la carretera donde estaba la parada del autobús para ir al pueblo.
Al subir al autobús se bajaron lo que pudieron sus faldas, intentando así que el resto de viajeros no pudieran verles el trasero colorado, pero no lograron su objetivo. Por lo que no pudieron evitar que alguna señora que viajaban sentadas y que las conocían bien comentaran susurrando. … “Has visto… ya las han calentado el culo, a su edad que ya no son ningunas niñas” y la acompañante respondiera… “Qué vergüenza! Desde luego que… A su edad y que aún les den unos buenos azotes”… María altiva, sonreía mirando a su madre e prima como se sonrojaban de la vergüenza sus mejillas, y desviaban sus miradas hacia las ventanillas para no ser observadas de la vergüenza que estaban pasando. Por si los chismes de dos arpías fuera poco, además tenían que escuchar las risas de unos chicos de la edad de María que se burlaban de ellas a pleno pulmón…
Al bajar del autobús por suerte casi estaban a la entrada del cine, apresurándose a entrar en él. Al llegar pagaron las entradas en taquilla, por suerte para ellas no había cola para sacarlas y entraron a la sala, ya habían apagado las luces, por tanto siguieron al acomodador que las llevo a sus respectivos asientos. Durante toda la película no prestaron atención por María, estaban enfadadas con ella.
Cuando se encendieron las luces una vez finalizada la película, entonces ya relajadas y satisfechas por la película que habían visto, pues le había gustado mucho. Entonces fue cuando con la mirada buscaron a María, pero no estaba en su asiento, pensaron que como no la habían hablado durante toda la película, habría salido al servicio. Pero después de revisar el servicio, allí tampoco estaba, nerviosas acudieron al acomodador para preguntar si la había visto salir.
(Acomodador) -. Perdonen señoritas pero ustedes entraron solas, fueron las únicas que entraron una vez apagadas las luces, por eso recuerdo que solamente entraron ustedes dos, no las acompañaba nadie más.
Sonia y Susana se miraron preocupadas, donde se habría metido la niñata… solamente les faltaba esto, que hubieran perdido de vista a la pequeña, salieron a la calle sin preocuparles para nada que fueran enseñando las bragas y que todos los jóvenes se rieran de ellas, fueron por todas las calles como locas, no sabían dónde se podía a ver metido María. Estuvieron cerca de dos horas buscándola por los alrededores sin éxito. Encontraron amigos de la familia, y les iban preguntando si habían visto a la pequeña María, nadie la había visto, era como si se la hubiera tragado la tierra, cada vez estaban más preocupadas. Sin darse cuenta, se les fue haciendo tarde para coger el último autobús, así que súper preocupadas Susana y Sonia caminaron dirigiéndose las dos hacia la parada del autobús, tenían que volver a casa. Los padres de Susana y tíos de Sonia, no iban a ver con buenos ojos que no volvieran a casa con María, pero perder el último autobús de línea y tener que volver a casa andando seria mucho peor para ellas. En la parada del autobús estaban muy preocupadas por lo que le iban a contar a los abuelos, como les iban a explicar que habían perdido a su nieta. Subieron al autobús para volver a casa, tenían la esperanza que la pequeña hubiera subido en otra de las paradas, y que después de todo volvieran juntas, la bronca iba a ser de órdago llegar tan tarde, las dos se miraban atemorizadas, iban muy asustadas y aunque ya no les dolía el culo de la azotaina antes de salir de casa, se iban acariciando el culo por encima de las bragas, una y otra se miraban en silencio, pues las dos sabían que les esperaba al llegar a casa. Aun mantenían la breve esperanza que al llegar a la parada, estuviera María esperándolas para volver a casa. Pero al bajar del autobús miraron en todas direcciones y no la vieron, ahora si estaban preocupadas de verdad, resignadas se encaminaron hacia la casa. Temían que por llegar tarde las estarían esperando en la puerta, lo que más se temían, era la reacción del abuelo y padre de Susana. Las dos caminaban angustiadas sin encontrar una excusa que dar.
(Susana) -. Que les vamos a decir a mis padres…
(Sonia) -. Pues no sé, no se me ocurre nada… Podemos decir que una vez dentro del cine, que ha debido irse de discoteca o con algún amigo, sin decirnos nada, como estábamos enfadadas con ella. Así cuando vuelva a casa, será ella a la que castiguen, decimos que la hemos estado buscando y que no la hemos encontrado… al fin y al cabo, no es ninguna niña.
(Susana) -. No sé, puede que se lo traguen… Pero el llegar a estas horas no creo que nos salve de que nos den la del pulpo a nosotras…
(Sonia) -. Pero mucho peor será decir que la hemos perdido, no te parece?
Durante el trayecto desde la parada del autobús hasta la casa, se les fue ocurriendo mil y una excusas, pero ninguna las acababa de convencer como una buena excusa. En pocos minutos tenían la casa a la vista, se quedaron perplejas al ver que no había nadie en la puerta esperándolas, eso era extrañísimo, como podía ser que el padre de Susana no estuviera en la puerta esperándolas cinturón en mano. Eso sí que era algo muy extraño, igual tenían suerte y María hubiera vuelto a casa ella sola, y al ser ellas mujeres adultas, el llegar a casa a las diez de la noche no se lo tomaban a mal. La verdad es que empezaron a tranquilizarse, pues era posible esa posibilidad, que María hubiera vuelto a casa sola.
Al llegar a la casa, la puerta estaba abierta. Les extraño, pero entraron dentro aunque estaban preocupadas. Una vez dentro, vieron que en el sofá del salón estaba María sentada tranquila, como si nada hubiera ocurrido. Al verla en casa suspiraron las dos tranquilizándose, pues se habían preocupado por nada, incluso una sonrisa apareció en sus labios al ver a la pequeña.
En ese instante apareció la madre de Susana, estaba furiosa, aun sin saber el porqué, les cruzo la cara a las dos, primero a Susana y luego Sonia.
(Sra. Adams) -. Subid a vuestras habitaciones…!!! Esto no me lo esperaba de vosotras!!!
Intrigadas subieron a sus habitaciones las dos, no sabían que ocurría, pero algo les decía que no iban a tardar en averiguarlo…
Sonia llevaba ya casi una hora esperando en su habitación, deambulaba sonámbula de un lado a otro de la habitación, no se imaginaba que había sucedido, pero le había extrañado ver que María estuviera como si nada sentada en el sofá y viendo la televisión cómodamente sentada, lo normal después de haber llegado tarde era que María estuviera llorando y con el culo ardiendo de la azotaina que le habrían tenido que dar sus abuelos, y en cambio las había mirado sonriente como si nada hubiera ocurrido, Sonia no comprendía nada.
Susana, al igual que Sonia. También deambulaba sin comprender nada en su habitación, no comprendía por qué las dos bofetadas que les había dado su madre a ella y a Sonia. Lo que menos comprendía era que su hija estuviera sentada en el sofá como si tal cosa no fuera con ella. Pero de algo estaba muy segura, y se temía lo peor de su hija. Pensar mal de su propia hija no estaba bien, pero la conocía muy bien y que era capaz de todo, incluso de dejarse dar una azotaina con tal de meter en problemas a su madre, y sobre todo a su prima Sonia. Susana se imaginaba lo peor, y comenzaba a saber lo que había ocurrido, no quería pensar que su hija les hubiera preparado una encerrona, pero sabía que era vengativa sin tener parangón, era capaz de todo.
Tanto Susana y Sonia, escucharon conversaciones entre sus padres o tíos, estaba claro que estaban cenando en el salón, y que María hablaba con ellos como si tal cosa, como si ella no hubiera hecho nada. A Sonia, eso era algo que le preocupaba. Pero Susana ya prácticamente no tenía duda alguna, su hija les había preparado una encerrona por no haber querido llevarla al cine con ellas, estaba casi segura de ello.
Pudieron escuchar como recogían los platos de la mesa, y poco después unos pasos que subían las escaleras hacia las habitaciones. Sonia asustada, se miró en el espejo y se ajustó a su trasero colocándose bien sus braguitas, algo le decía que las iban a castigar en breve.
Susana por el contrario permanecía sentada en su cama, ella estaba muy intrigada, pero pondría la mano en el fuego que era una encerrona de su hija… Se puso tensa al escuchar que alguien subía las escaleras, deduciendo que era su madre quien subía a por ellas…
(Sra. Adams) -. Susana!!! Sonia!!! Bajad vuestros traseros al salón inmediatamente!!!
Tanto Susana, como Sonia, escucharon como eran llamadas. Salieron ambas de sus habitaciones, las dos bajaron las escaleras al unísono. Al llegar al salón vieron que los padres de Susana, estaban sentados cada uno en una silla. Pero lo que más las preocupo a las dos, es que tanto la madre, como su tío e hermano de su padre, en su mano derecha sujetaban cada uno un cepillo de madera de baño. Aquello era un mal presagio, pero lo que no comprendía Sonia, era que dé pie al fondo estuviera la pequeña María sonriente, como si con ella no fuera la cosa.
(Sr. Adams) -. Estaréis las dos satisfechas!!! No puedo imaginar qué pensarían tus padres Sonia, como has podido hacer algo tan bajo y ruin… Me avergüenzo de haberos criado a las dos!!! Ni aunque me lo contasen, no me lo podría creer que una sobrina mía, podía caer tan bajo. O que una hija mía, pudiera tener un comportamiento así, con su propia hija!!! Es imposible de imaginar que alguien pueda hacer algo tan descabellado. María solamente es una chiquilla, que puede ser traviesa, rebelde y alocada, comprendo que sea necesario darle de tanto en tanto una azotaina para hacerla que sea más disciplinada, pero jamás!!! Jamás!!! Me hubiera imaginado que dos mujeres hechas y derechas, pudieran obrar con tanta maldad con una chiquilla… Cuando la he visto llegar a casa llorando en un mar de lágrimas, no me lo podía creer cuando me lo contaba, que su propia madre la había abandonado en la mismísima puerta del cine, y tú, Sonia!!! Desvergonzada!!! No llego a comprender como mi sobrina pueda tener tan poca responsabilidad siendo toda una mujer con carrera universitaria, que puedas ponerte de acuerdo para abandonar a una niña en la puerta del cine. O que no le hayas recriminado a su madre lo que estaba haciendo con su propia hija y mi nieta. Ha llegado a casa llorando, viniendo andando desde el pueblo porque no tenía dinero para el autobús, ha llegado tan asustada, que se había orinado en las braguitas del miedo que ha pasado por la carretera, es algo totalmente inconcebible!!! Venid aquí las dos, y bajaos las bragas las dos… Ahora vais a saber lo que es bueno, sinvergüenzas!!! Tu desgraciada, tu madre te va arreglar el culo bien… Y tu desvergonzada, te voy arreglar de tal manera que vas a estar dos semanas sin poder sentaros ninguna de las dos… Cariño… ven aquí pequeña, ven a ver de cerca la azotaina que va a recibir tu prima y tu madre…
Sonia no salía de su asombro, no tenía palabras para defenderse, pues su tío estaba tan indignado como nunca lo hubiera visto, y sabía que por muchas excusas que tratara de dar o explicaciones, de nada le hubieran valido. Estaba sin palabras, así que sin saber que decir, se acercó a su tío William y cuando estuvo a su lado, introdujo sus manos bajo su falda y sujetando la cinturilla de sus bragas blancas de algodón, se las bajo lentamente, del miedo a lo que se le iba a venir encima, se había mojado sus bragas de pis… estaba asustada como nunca lo había estado, aunque antes de que su tío la atravesara sobre sus piernas, le lanzo una mirada asesina a su primita, buena se la había jugado esta vez.
Susana al igual que Sonia había hecho, se acercó hacia su madre, sin mirarla, pues su mirada estaba fija en su hija fulminándola, al llegar junto a su madre, se introdujo las manos bajo la falda de su vestido azul marino y cogiendo la cinturilla de sus bragas blancas de algodón, con lunares rojo, verde, azul, amarillo y negro, se las bajo hasta las rodillas.
Las dos al mismo tiempo fueron colocadas sobre los respectivos regazos, y al unísono, sus faldas que apenas cubrían sus traseros, fueron levantadas y colocadas sobre su espalda. Además, para que estas no se les bajasen durante la zurra que iban a recibir, las prendieron con imperdibles. Y lo siguiente fue, que los cepillos comenzaron a azotar sus traseros, con fuerza y vehemencia efectividad… apenas tardaron en comenzar las dos a agitar sus piernas, los azotes en sus traseros no tenían tregua dado el enfado de sus progenitores, pues ambas eran como sus propias hijas, en el caso de Susana, así era, y en el caso de Sonia era como si lo fuera, pues quien se encargaba de ella era el hermano de su padre. Tanto Sonia como Susana, con una azotaina de la severidad que se les estaba propinando se habrían puesto a llorar casi de inmediato, pues sus traseros les abrasaban a ambas, pero en su mente era rabia lo que experimentaban cada una de ellas, pues estaban siendo castigadas sin ser culpables. Pero como se lo podrían hacer o hacérselo comprender que todo era una argucia de la pequeña María, para que fueran castigadas por el rencor puro y duro que esta demostraba, no había más que ver la sonrisa de maldad que esgrimía la sinvergüenza… mientras ellas se debatían pataleando de manera cada vez con más brío, agitaban sus piernas lo que podían, dado que tanto a Sonia, como a Susana, sus bragas les trababan sus rodillas, por lo que no podían patalear y expresar con toda la rabia que sus cuerpos deseaban mostrar, estaban indignadas de la encerrona que les había preparado la niña que creían sus tíos que era inocente a su tierna edad. Aunque lucharon con todas sus fuerzas por no llorar ante la bruja de la mocosa, todo llega a un límite, y su límite había sido rebasado por la severidad de las azotainas que estaban recibiendo, sin poder evitar por más tiempo, y ante el intenso ardor abrasador en sus traseros, rompieron a llorar casi al mismo tiempo… Continuando con su alocado pataleo, en el caso de Sonia, sus bragas blancas de algodón descendieron por sus espinillas llegando a sus tobillos, y aunque durante unos minutos trabaron sus pies, al final salieron despedidas de sus pies, pues al haberse orinado en ellas del miedo, después de la severa bronca de su tío, al pesar más, estas acabaron en el suelo. En cambio las de Susana, se le mantenían sobre sus rodillas, no permitiendo que pudiera patalear con meridiana libertad, por lo que su pataleo era más concentrado, por lo que su madre tenía menos resistencia a la hora de mantener firmemente sujeta a su hija en su forcejeo, en cambio, el Sr. Adams tenia serios problemas para mantener sobre sus piernas a su sobrina, porque opto al final, por pasar su pierna derecha sobre las piernas de su sobrina, para así mantenerla inmovilizada mientras proseguía con la azotaina… ambas acabaron con los culos oscurecidos con sendas azotainas dado la severidad que ambas fueron zurradas y bien zurradas…
Al dar por finalizadas ambas azotainas, tanto Susana, como Sonia… las dos fueron enviadas a sus habitaciones, Susana no podía ni agacharse a subirse las bragas, del intenso ardor de su trasero, en cambio a Sonia su tío le ordeno recoger sus bragas mojadas de orina y llevárselas con ella. Por lo tanto tuvo que hacer un gran esfuerzo para poder agacharse y recogerlas del suelo. Luego con ellas sujetas por la cinturilla, colgaba de los dedos de su mano izquierda, mientras con la derecha se sujetaba en la baranda de las escaleras para ayudarse a subir, tras ella subía Susana, las dos lloraban a todo llorar, pues las dos llevaban el culo ardiendo como si estas hubieran estado sentadas en un volcán en erupción.
Sonia entro en su habitación, en llevando en su mano sus braguitas mojadas, al igual que Susana en la suya poco después, pues estaba al fondo del pasillo, justo al lado de la de María. Al poco tiempo Sonia salió de la habitación hacia el baño a asearse, llevaba unas braguitas limpias en una mano, mientras en la otra llevaba las mojadas para dejarlas en el cubo de la ropa sucia, una vez en el baño se introdujo con bastante dificultad en la bañera, abriendo el grifo del agua caliente y graduando su temperatura con agua fría, se aseo sus partes íntimas, en breve no sin hacerlo con suavidad, se secó con una toalla, luego se puso las braguitas limpias blancas de algodón con ramilletes de florecillas, que se llevase con ella al baño para cambiarse. Salió del baño solamente con las braguitas, la blusa también la dejo en el cubo de la ropa sucia.
Con la sorpresa que al volver a su habitación se sobresaltó al ver que estaba su tía Íngrid esperándola con la zapatilla en la mano, Sonia se había puesto unas bragas de algodón blancas con ramilletes de flores de limpias, esas braguitas con ese tipo de dibujos eran sus preferidas, aunque le molestaban horrores el llevarlas puestas, pero conocía bien a sus tíos e ir sin braguitas se hubiera metido en serios problemas, y en esos momentos su trasero no hubiera aguantado una nueva azotaina. Al ver a su tía, su rostro cambio al verla, al verla en la habitación de pie con aquella zapatilla en su mano la aterrorizaba. Y no fue para menos, porque fue hacia ella le dio una bofetada en la mejilla derecha con la mano izquierda y agarrarla después del lóbulo de la oreja izquierda así tirando de ella, la condujo hasta la cama, se sentó en ella y la cruzo sobre sus piernas, le bajo las bragas que se acababa de poner.
(Sra. Adams) -. Te voy arreglar sinvergüenza!!! Como habéis podido hacerle esa faena a tu prima, ella es solo una niña, cuando tú eres toda una mujer, de mi hija ya me encargare yo ahora, pero primero te vas a enterar tu desvergonzada!!! Seguro que ha sido idea tuya, tú eras la que se oponía a llevárosla con vosotras, tu prima Susana solo te seguía a ti el juego, ella jamás se hubiera atrevido a contradecirme, pero tú, siempre has sido más osada… Pero ya te voy a enseñar yo desvergonzada!!!
Mientras le hablaba, azotaina con la zapatilla había empezado haciéndola retorcerse de dolor sobre las piernas de su tía, las bragas se las había bajado hasta los tobillos, con lo cual, salieron despedidas de sus tobillos con los primeros azotes de la zapatilla, quedándose así, sobre el regazo de su tía, tal y como vino al mundo, desnuda. La zapatilla la hizo ver todas las estrellas del firmamento, al finalizar la azotaina, Sonia solamente se debatía sobre las piernas intentando, zafarse de la firmeza con la que la mantenía sobre las rodillas la tía, aunque todos sus esfuerzos fueron en vano. Tal y como la mantenía sobre sus piernas, la tía se levantó de la cama, sin soltar a su sobrina, solo había soltado la zapatilla e introduciendo su pie derecho en ella, en brazos como si aún fuera una niña se puso en pie y deposito sobre la cama desnuda boca arriba.
La tía se dirigió hacia el armario, y poco después volvía con un pañal doblado en sus manos, así también llevaba sobre el pañal, el bote de polvos de talco. Sonia aterrada aun sollozando vio como la tía le habría las piernas, dejo el pañal sobre la cama, y con el bote de talco en su mano derecha, espolvoreo sobre sus partes íntimas los polvos, luego le levanto las piernas con la mano derecha, y con la izquierda esparció los polvos por su sexo, así como por sus doloridas nalgas, pues al levantarle las piernas, también el culo dolorido estaba levemente levantado en el aire, únicamente apoyaba sus espalda y cabeza sobre la cama, así como sus brazos estirados y separados de su cuerpo, por nada se hubiera atrevido a cubrirse con las manos, pues sabía que ello habría significado una nueva azotaina, pues ya había pasado por esa experiencia y no resulto nada agradable.
Tal y como la mantenía con las piernas levantadas, agarro el pañal con una sola mano, dejando que por su propio peso se desdoblara, así lo puso bajo el culo dolorido de Sonia, depositando el mismo con suavidad sobre el pañal, en breve sintió Sonia como cubría su intimidad y como los adhesivos laterales eran unidos a sus caderas. Luego abriendo el cajón de la mesita de noche, extrajo su tía unas bragas limpias de algodón como de costumbre, estas eran blancas con dibujos de osos juguetones, eran las bragas que le había puesto días atrás, cuando se vio en la misma vicisitud que ahora, volviendo a usar pañales para dormir. Sonia sintió como le ponía las bragas la tía por sus piernas, y mirándola espero a que ella misma, levantase el culo para ajustarle las bragas a su cintura, momento que tuvo que abrir los ojos y mirar a su tía, Sonia estaba muerta de la vergüenza, volvía verse de nuevo con aquellos horribles pañales.
Significaba que no podría levantarse para ir al servicio por la noche y que por la mañana, tendría que esperar de nuevo, a que su tío o su tía, fueran a cambiarla el pañal por la mañana y llevarla al aseo a bañarla, solamente de pensarlo su vergüenza era inenarrable, poco después su tía salía de la habitación, a los pocos minutos se escuchó llorar en la habitación de Susana, Sonia se había colocado sobre la cama de costado con mucho esfuerzo, pues su pañal aunque era suave al tacto, su trasero estaba sumamente dolorido, luego aun escuchando como seguía llorando su prima Susana, consiguió con esfuerzo volver a moverse sobre la cama, así que se pudo colocar boca abajo, con lo que el pañal dejo de hacer presión en sus doloridas nalgas…
(Continuará…)
Publicado por Juanspanker88
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