- Hola Max, ¿Cómo has estado Pequeño? - Álex se arrodilló para quedar a la altura de Max quien estaba en la piernas de su padre.
Ambos mayores miraron al pequeño quien trataba de esconderse aún más en los brazos de su padre. - Max hijo, el doctor te está hablando, contestale bebé. - El padre de Max lo movió un poco para que su carita quedará a la vista de Álex, pero el pequeño pego un chillido fuerte y comenzó a sollozar de nuevo.
Álex no podía hacer más que tratar de no morir de ternura, era doctor de Max desde hace mucho tiempo y sabia porque actuaba de esa manera, le tenía fobia a las agujas, por eso se comportaba así.
Sonrió mostrando su dulce sonrisa cuando Max dirigió su mirada triste hacia él, extendió los brazo queriendo ser cargado por Álex y éste lo hizo.
- Sshhh. - Coloco un brazo bajo su culete y con la otra le dio suaves golpes en la espalda para calmarlo mientras lo paseaba por la colorida habitación. - ¿Qué pasó Max, porque llora este pequeño? -
- Mmm... No quiedo ñección... Buuu. - Más lagrimitas salieron de sus ojitos, está muy asustado. - No ponga, no quiedo... Buuuu. -
Tanto Álex cómo el padre miraron tristes al pequeño.- Se que no te gusta Max, pero es para que no estés enfermito después y te tenga que poner muchas, muuuuchas inyecciones más, no quieres eso, ¿Verdad? - Lo beso en la cabeza después de que este negara rápido. - Ok... ¿Listo Max? - Aunque tardo un poco asintió.
Sentó a Max en la camilla, al cual tenía una sábana celeste con nubes, y el protector padre se acomodó al lado de su bebé para protegerlo poniendo una mano en su espaldita y la otra en su muslo, acariciándolo, Max puso un brazo sobre su cuello.
Álex se coloco el estetoscopio y comenzó a escuchar el corazón y los pulmones del pequeño, reviso su garganta y sus oídos, estaba muy sano. - Pero que nene tan sanito tenemos aquí, creo que cuanto terminemos tal vez alguien reciba un premio~. - Sonrió mientras iba a buscar la inyección junto al frasquito con el medicamento, cargo el líquido dentro y se acercó a la camilla, escuchando las mimosas palabras del padre para que el pequeño dejará de llorar. - Acomódalo Eric, por favor. - Ambos acomodaron al lloroso niño quien se prendió fuerte por el brazo de su padre.
- Shhh, tranquilo mí vida, ya termina, Shhh. - Eric acariciaba la espalda de su pequeño mientras veía a Álex bajarle el pantalón y el calzoncillo para tener a disposición la blanquita nalguitas de su bebé. Miro angustiado como acercaba la aguja a su bebé.
Álex miro al deprimido Eric. - Se que lo piensas, pero es por su bien, ¿Ok? - le sonrió y éste sólo asintió con la cabeza cubriendo con su brazo los brasitos de Max por si se llegaba a mover. Álex lanzo un último suspiro para después comenzar a picar la nalguita de Max quien soltó un pequeño grito para después llorar fuerte. - Shhh, tranquilo Max, falta poco. - Despacio apretó el émbolo liberando el líquido. - Listo. - Con cuidado retiro la inyección y coloco una tirita de gatitos en el lugar. - Ya está Max, ya terminó. - Con cariño masajeó la nalguita pinchada.
Camino hacia un basurero especial y tiró la inyección allí. Firmo la carta de vacunación de Max y se la dio a Eric quién tenía al lloroso pequeño en brazos. Saco de su escritorio una piruleta y se lo mostró a Max quien estiró su manita para agarrarla.
- Te portaste muy bien Max, ese es tu premio campeón. - Los tres se acercaron a la puerta y Álex la abrió. - Nos vemos otro día Max. - Antes de que salgan le dio un tierno besito en el mejilla. - Adiós Max, Eric. -
- Nos vemos Doc, suerte en el trabajo. - Ambos se sonrieron y Álex cerró la puerta.