sábado, 23 de enero de 2021

Hugo y sus travesuras 3

De esa manera Hugo usaba pañales de vez en cuando, pero no le duró toda la vida.
A los 12 años Hugo empezó la secundaria que era en otro sitio diferente y ya no tendría acceso a pañales tan fácilmente. Entonces empezó a investigar en Internet sobre pañales y donde comprarlos, enseguida encontró que habían pañales de su talla para personas con sus gustos, pero el se había fijado en unos que salían por la televisión llamados drynites, los anunciaban como pañales para los niños y adolescentes con enuresis.

Un día que sus padres no estaban en casa se animo a salir a comprarlos, ya sabía todos los supermercados que pañales vendían y se fue a el mas lejano de su pueblo donde no lo conocían y donde iba demasiado. Al llegar a la puerta de la tienda el corazón le iba a mil y casi no podía ni caminar, se dirigió a el pasillo correspondiente sin mirar a nadie y rezando porque nadie lo conociera, al llegar a caja por suerte no había nadie pasó el paquete rápido, la chica se le quedo mirando le sonrió y le dijo el precio, el como ya lo tenía todo preparado saco la mochila de clase y los metió hay.

Hugo salió de la tienda lo antes posible directo a casa, como se había ido lejos tenía un buen paseo de unos 15 minutos, al llegar a un banco se paro para poner el paquete bien, que lo llevaba incómodo, en ese momento se quedo empanado mirando el paquete y enseguida se empalmo, lo puso bien y continuo su camino hacia casa, aceleró un poco el ritmo ya que estaba ansioso de utilizarlos.

Al llegar a casa los sacó inmediatamente de la mochila y se puso a observar el paquete, después de unos 5 minutos se decidió ha abrirlo, nunca pensó que sacar el primero fuera una dificultad, al estar tan juntos le costó un poco. Pero ya lo tenía en sus manos, después de tanto tiempo ya podría utilizar un pañal tranquilamente sin tener que fingir ninguna herida, se tumbo en el sofá y levanto la piernas para luego ponérselos como unos calzoncillos, al colocárselos le quedaban perfectos, en su cara podía verse una felicidad inigualable, la misma que tienen los mas pequeños de la casa el día de reyes o de papa noel.(Entre los que me incluyo yo). Pero tenía un problema, tenía el pene tan duro en ese momento que se le salía por encima del pañal , pero lo pudo colocar de lado.

Corriendo y feliz se fue ha observarse en el espejo, le quedaban de lujo, todo lo que quedó de mañana se lo tiró en el sofá solamente con pañales aunque en dos ocasiones como el pene le sobresalía se hizo una paja con ellos puestos, pero tenía un problema no sabía donde guardarlos, entonces cogió el paquete y lo colocó detrás del sofá, como eran pañales muy discretos los llevo todo el día debajo de la ropa hasta la noche la cuál también la pasó con ellos, para orinar se los bajaba ya que no tenía muchos y quería utilizarlos mucho tiempo, pero cuando ya estaban a punto de romperse entonces  si que los utilizaba  y los llenaba hasta desbordarse, alguna vez hizo hasta alguna mancha en la cama pero lavaba la colcha y listo.

Después de un tiempo se compró también un chupete y talco, lo escondía todo en la cama de debajo, al ser hijo único solo la utilizaba en ocasiones especiales cuando venían amigos o se quedaban familiares a dormir. Todo le iba bien en la vida, los estudios, los amigos y utilizaba pañal siempre que quería. Pero un día todo cambio......


RUTH, RECIBE UNA AZOTAINA DEL DIRECTOR

—¡Levántate! —Cuando ella se levanta, cruzo la habitación. Mi paso es lento y digno. Me siento en el sofá haciendo que los muelles crujan ru...